Atrás quedó Holanda. Un duelo táctico y estratégico que duró 120 minutos. No se sacaron ventajas. Partido "espejo" planteado por Alejandro Sabella y Van Gaal. Marca intensa en mitad de cancha y neutralizar escalonadamente a Messi y Robben. Parecía una partida de ajedrez. Todos los movimientos estudiados. Tanto es así que no se vieron casi situaciones de gol. Tan solo fueron tres sumadas al encuentro y el tiempo suplementario. Argentina sufrió la única en el adicional. Robben burló la telaraña defensiva por única vez. Ingresó al área con pelota dominada. Se acomodó y remató. Romero estaba vencido. La pelota tenía destino de red. Pero apareció Javier Mascherano para tirarse y cambiar la historia.
Pero para llegar a la final hubo un cambio. En primera fase Argentina mostraba a los "cuatro fantásticos" : Messi, Di María, Agüero y Higuaín pero sufría atrás. Triunfo con dudas ante Bosnia, agónico frente a Irán, con fallas ante Nigeria. En ediciones anteriores de Colón Doce decíamos que una definición de inteligencia es la capacidad de resolver. Sabella en consecuencia fue inteligente. Vio los errores y corrigió. Armó el equipo de atrás para adelante.
Transformó en un bloque compacto a los defensores. Achicó las líneas para que no haya distancia entre ellas. La selección pasó del golpe por golpe a ser cauteloso. Se transformó en un conjunto serio. Estudioso y cauteloso. El DT sacó a Fernández para incluir a Demichelis. El defensor de Manchester City no defraudó. Se acopló a la perfección con Garay y brindó voz de mando. Contra Holanda la línea de 4 tuvo pocas proyecciones de Zabaleta y Rojo. Para que el funcionamiento no tenga fisuras, Mascherano y Biglia se sumaron para quitar y recuperar. El primero es el capitán sin cinta. Líder dentro de la cancha por su carisma, ordena, juega y hace jugar. Contagia su garra a los demás y el esfuerzo es incansable. Hasta arengó a Romero previamente a la definición de los penales: "Hoy te convertís en héroe". Fue visionario.
El arquero se mentalizó como Goycochea en Italia '90 y tapó los remates de Vlaar y Sneijeder. Otro triunfo de Sabella. Confió en él sabiendo que llegaba con un año de inactividad por ser suplente en Mónaco.Otra victoria del entrenador fue apostar por Marcos Rojo. El lateral izquierdo hasta acá no defraudó pese a la desconfianza de todos. Además Sabella no se equivocó con la inclusión de Enzo Pérez. El volante de Bénfica le tocó actuar por la lesión de Di María y demostró que no le pesó ser titular.
Lionel Messi está ante una oportunidad única. Sumarse al selecto grupo de Maradona, Pelé, Di Stéfano, Beckenbauer. Hasta acá el rosarino fue gravitante en primera fase.
En octavos asistió a Di María, en cuartos y semis fue intermitente. Al mejor siempre se le exige más. Por eso tendrá su chance contra Alemania de ser protagonista y darle una alegría a todo un país. Cuando Diego Maradona levantó la Copa del Mundo en México '86, Lío no había nacido. Por eso puede hacer historia.
Argentina tiene otra batalla más. Otra partida de ajedrez. Está invitado el domingo a las 16. Alemania estará enfrente y entonado después del humillante 7 a 1 a Brasil. Queda una batalla más. A todo o nada. La gloria nos espera. Si se puede. Claro que se puede….*Periodista. Director Técnico de Fútbol
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