Impensadamente Sergio Romero y Marcos Rojo mostraron rendimientos más que aceptables. El arquero y el lateral izquierdo llegaban con más dudas que certezas excepto para Alejandro Sabella. En la primera ronda fue Messi quien condujo con sus jugadas copyright a la albiceleste.
Bosnia, Irán y Nigeria lo padecieron. Suiza le dejó espacios por única vez y el rosarino no perdonó. Corrió, asistió a Di María para que su coterráneo se transforme en el héroe nacional.
Una vieja frase afirma que a veces hay que tener "la suerte de campeón". Quizás el cabezazo de Dzemaili cuando se extinguía el tiempo suplementario sea una señal del destino. La pelota pegó en el palo derecho de Romero y volvió al volante quien se la llevó por delante e increíblemente salió afuera.
La Selección en ofensiva tiene nombres pero no lastima. Agüero lesionado. Higuaín luce lento, previsible y poco participativo. Esto hace que el delantero del Napoli sea presa fácil de los defensores rivales. Lavezzi no fue la solución ni como atacante ni haciendo la función de volante.
Por su parte Palacio se mostró movedizo cuando ingresó frente a Suiza. Fue él quien robo la pelota en mitad de cancha para darle inicio al gol más festejado en los últimos años. Quien se salva del aplazo es Messi. Es el único que puede aparecer para salvar a sus compañeros. Lo puede hacer en cualquier momento y ante cualquier circunstancia.
Argentina no provoca disfrute en el hincha pero produce adrenalina. Por resultados convence. Por rendimiento no. Lo positivo es que por tercer mundial consecutivo, el seleccionado llegó a cuartos de final. Lo negativo es que no puede atravesar esta instancia desde 1990.
Sabella no encontró la solución a los problemas. Se convive con los errores y Argentina saldrá campeón o se volverá al país con ellos. Hasta acá los adversarios esperaron a Argentina y el no experimentó movilidad, sorpresa y cambio de ritmo cuando tiene posesión. La falla tiene origen en la mitad de cancha. Ahí debe nacer la generación de juego. Gago está en un bajo nivel. Impreciso con la pelota en sus pies luce desorientado por momentos. Además a la hora de marcar también queda en deuda. En el mediocam- po falta elaboración. Ángel Di María debe aparecer más. Se lo necesita ya que Masche- rano corre, quita, roba y hasta cumple funciones que no le corresponde como lo es enviar pelotazos sin destino alguno.
Bélgica no es una potencia pero si un rival a respetar. Courtois tuvo una temporada fantástica defendiendo el arco de Atlético Madrid. Sus actuaciones hicieron que esté entre los mejores del mundo. Quizás el punto débil de los belgas está en la defensa. Curiosamente al igual que Argentina. Mal retroceso y fallas en los laterales. Bélgica es un equipo que juega mucho por las bandas. Sabella debería ocupar los costados y ubicar a Biglia al lado de Masceherano para contrarrestar lo dicho. Mertens, De Bruyne y Hazard mezclan velocidad, precisión y cambio de ritmo. Arriba estará Origi. Delantero con potencia. Difícil de marcar. La alternativa es Lukaku. El atacante de Everton ingresó frente a Estados Unidos y autografió la red. Precisamente en ese cotejo Bélgica generó tantas situaciones de gol que transformó al guardameta Howard en figura quien atajó 16 disparos.
El equipo dirigido por Wil- mots llegó a Brasil como que iba a ser la revelación. Costa Rica por lo realizado lo desplazó gratamente. Los dos están en cuartos de final. Ambos intentarán cruzarse en semifinales dejando en el camino a la albiceleste y Holanda. El sábado se sabrá la verdad. A todo o nada. Argentina no juega bien pero gana. No convence pero avanza. Quedan tres partidos por delante para la gloria por eso el sueño de levantar la copa sigue intacto.
• Periodista. Director Técnico Nacional de Fútbol.
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