Según se supo, el sacerdote que estaba en el edificio religioso comenzó desde su morada a sentir olor a humo y salió por una puerta interna a la nave de la iglesia, encontrándose que estaba tomando fuego el instrumento musical. Después del asombro, pudo lograr apagarlo. Los autores habrían iniciado el foco ígneo en una carpeta que cubre el instrumento.
Los daños ocurrieron en la parte superior del órgano. Se supo que los menores habrían hecho el mismo procedimiento con parte de la carteleria existente.
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