El exitismo del hincha se agiganta. Los 28 años sin títulos a nivel mayor no frenan las esperanzas. Argentina irá por la gloria. Para eso primero deberá sortear una barrera que no supera desde Italia ’90: cuartos de final.
El capitán del barco es Alejandro Sabella. Está tranquilo. Armó un grupo humano donde a priori todos tiran para el mismo lado. Claro está que el entrenador deposita toda su confianza en Lionel Messi.
Sus compañeros lo miman, lo protegen. Saben que es el ancho de espadas y que este puede ser su mundial. Brasil puede ponerlo en el olimpo donde están Maradona, Pelé, Cruff, Beckenbauer. Sabella deberá trabajar para que Messi vuelva a ser Messi.
El semestre no fue nada bueno para el rosarino. Deambuló en muchos partidos y no fue determinante. Quizás desde lo físico y el bajo nivel de sus compañeros expliquen la sequía de títulos de Barcelona.
El propio delantero prometió que “cambiará el chip”. Según confesó el propio “pachorra” en entrevistas, el rosarino se siente en su hábitat cuando viene para calzarse la albiceleste. Está cómodo y respetado por todos. Uno de los desafíos para el técnico será tener un “equipo corto”.
Sabella imagina una estrategia a partir de la pelota. Es consciente del poder ofensivo y lo que puede lastimar al rival con Messi, Higuaín y Lavezzi. Además de Ángel Dí Maria, quien llega a la cita mundialista con un gran nivel futbolístico. Campeón con Real Madrid en Champions, mejor jugador de la final ante Atlético y líder de asistencias brinda variantes funcionales para Sabella.
Puede jugar por izquierda, arrancar por derecha para que lo favorezca su perfil, ser volante ofensivo como un falso enganche. Un jugador completo. Pero cuando Argentina no tenga el balón preocupa el retroceso.
El tridente de arriba deberá colaborar en la marca del rival. Tarea difícil y de convencimiento porque en su respectivos clubes (Barcelona, Napoli y Manchester City) no realizan esa función. En defensa preocupa lo que pueda rendir Marcos Rojo en el sector izquierdo: poca marca, muchas dudas.
La zaga central estaría conformada por Fernández y Garay. Demichelis (si queda en la lista defintiva) no sería mala opción para iniciar los partidos. Paradójicamente en el arco será titular Sergio Romero quien es suplente en Mónaco de Francia. Durante este año estuvo inactivo ya que solamente participó en 3 juegos.
El mundial ya se palpita. Los corazones laten más fuertes. Quizás los sentimientos se resuman en la frase del colectivo que transporta a la Selección: “NO SOMOS UN EQUIPO, SOMOS UN PAÍS”.
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