La Policía Comunal y la DDI local actuando conjuntamente atrapó a un scruchador de viviendas. Se trata de un conocido miembro de una familia domiciliada en calle 55 entre 20 y 21.
El caco -según contó un testigo- para cometer el ilícito levantó la persiana de la ventana de la casa donde reside Juan Chamorro, ubicada en calle 57 entre 18 y 19 y que se había ausentado por motivos laborales. El malviviente una vez en el interior se apoderó de un moderno equipo de música y 1180 peses en efectivo.
Los datos aportados por un testigo y la descripción física llevaron a los sabuesos colonenses al renombrado domicilio de calle 55 del barrio 9 de Julio. Los policías que actuaron en el procedimiento lo primero que escucharon fue música bailantera a todo volumen. Los azules bonaerenses empezaron a tener certezas que encontrarían lo que describía la orden judicial.
Cuando finalmente ingresaron a la vivienda, sus ojos no daban crédito algo difícil de procesar. El ladrón (que ya tiene tobillera electrónica dispuesta por la Justicia) y vestido con las ropas descriptas por la víctima, se encontraba escuchando su cuarteto favorito "apoltronado" en un sillón. Uno de los hermanos al verse involucrado opuso resistencia a los policías por lo que fue llevado a la Estación Policial y luego liberado por la Justicia.
Vecinos enojados
La amenaza de un miembro de la familia a una mujer catapultó el reclamo de un grupo de vecinos que se llegaron a la Estación Comunal, donde señalaron que vivían una situación insoportable. Las autoridades respondieron que trataran con la Justicia de llegar a un acuerdo y ponerle un coto a la situación. Se debe resaltar que dos de los involucrados tienen pulseras electrónicas para que no cometan delitos, pero no se sabe como podrían anular su señal. El martes a la tarde, el fuerte reclamo de los vecinos del barrio 9 de Julio se canalizó
Una decena de representantes del barrio 9 de Julio realizaron el reclamo ante las autoridades judiciales, municipales y policiales por el accionar de tres hermanos (dos de ellos con prisión domiciliaria) que en forma repetitiva cometen delitos. Se indica que por lo menos en conjunto superan las setenta causas judiciales entre robos, hurtos, amenazas y daños.
A la reunión llevada a cabo en el Palacio Municipal, asistieron el Fiscal subrogante de Magdalena Brandt en periodo de licencia, Nelson Mastorchio, el Jefe de la Departamental Pergamino, Walter Chamut, el presidente del Concejo Deliberante, Pablo Pino, el Jefe de la Policía Comunal, Comisario Inspector Rubén Rojo, y el Comisario Marcelo Coronel.
El Fiscal Mastorchio ante la queja de los vecinos que señalaban "nosotros vivimos entre rejas y los ladrones están sueltos" señaló que uno de los caminos a seguir es revocar la prisión domiciliaría.También hubo quejas por el funcionamiento de la Fiscalía Descentralizada de Colón a lo que contestó que las mismas debían ser presentadas ante el Fiscal General Mario Gómez.
El martes luego de la reunión, se conoció que el Juez interviniente había revocado la prisión domiciliaria de Franco Luna. Se supo que personal policial del servicio penitenciario llegó a Colón para trasladar al involucrado a la alcaidía penitenciaria de la localidad de Junín . El miércoles por la tarde se revocó la prisión domiciliaria de Paolo Luna -el segundo hermano- y nuevamente fue llevado a la cárcel.Un capítulo más a una historia delictiva sin parangones.
Pulseras electrónicas
La pulsera o tobillera electrónica se utiliza para permitir a los procesados o condenados cumplir la privación de la libertad en sus domicilios. El beneficio lo concede el juez de Garantías o de Ejecución Penal. Para otorgarlo, se contemplan el comportamiento y los antecedentes de los procesados.
La Provincia utiliza este equi pamiento desde abril de 2005. Consta de una hebilla magnética con malla de plástico con precinto que se coloca en la muñeca o el tobillo. El dispositivo emite señales de radio que son captadas por un equipo conocido como HMRU (herramienta de moni-toreo electrónico universal) que se coloca en un ambiente del domicilio. A su vez, este aparato está conectado a una línea de teléfono fija que envía señales a la central de la empresa.
En caso de que la hebilla con microchip se aleje más de 50 metros de la base, se dispara una alarma. Si la base es trasladada o violentada, también suena en la central. Entonces, los operadores de la firma se contactan vía telefónica con los funcionarios encargados del SPB. Para los casos de cortes o interrupciones de luz o teléfono la herramienta tiene una batería que le otorga autonomía de varias horas. Cada una de estas variaciones u otros movimientos (como las visitas al juzgado o a controles médicos) quedan marcados en la memoria de la HMRU.
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