El caco –según contó un testigo- para cometer el ilícito levantó la persiana de la ventana de la casa donde reside Juan Chamorro, ubicada en calle 57 entre 18 y 19 y que se había ausentado por motivos laborales. El malviviente una vez en el interior se apoderó de un moderno equipo de música y 1180 peses en efectivo.
Los datos aportados por un testigo y la descripción física llevaron a los sabuesos colonenses al renombrado domicilio de calle 55 del barrio 9 de Julio.
Los policías que actuaron en el procedimiento lo primero que escucharon fue música bailantera a todo volumen. Los azules bonaerenses empezaron a tener certezas que encontrarían lo que describía la orden judicial.
Cuando finalmente ingresaron a la vivienda, sus ojos no daban crédito algo difícil de procesar. El ladrón (que ya tiene tobillera electrónica dispuesta por la Justicia) y vestido con las ropas descriptas por la víctima, se encontraba escuchando su cuarteto favorito “apoltronado” en un sillón. Un capítulo más a una historia delictiva sin parangones.
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