Un dato que no puede pasar desapercibido para posibles y futuras protestas es que el uno por ciento de las viviendas fueron "visitadas" por los delincuentes en apenas 120 días Los daños causados por los molestos ilícitos son incuantificables. No solo se debe tener en cuenta el valor económico de lo perdido (siempre difícil de reponer ) sino además los daños sicológicos a los que queda expuesta las familias perjudicadas, con fobias y miedos muy difícil de erradicar.
Ningún sector de la sociedad quedó impune ante la osadía y buena información de los ladrones. En la red de los malvivientes "cayeron" empresarios, trabajadores, comerciantes de distintos ru- bros, jubilados.
Nada quedó sin que engrosara el botín de estos "trabajadores del delito". Bajo sus garras cayeron dinero en efectivo, DVD, televisores, joyas, armas de fuegos, y electrodomésticos. Artículos muy difíciles de reducir en un población de 25 mil habitantes.
Tampoco hubo preferencia de barrios. Los scruchadores entraron a casas del centro de la ciudad, barrios Centenario, 9 de Julio, Belgrano, Rivadavia -entre otros-
Los comienzos
Los ladrones alla por el mes de setiembre de 2013, aceleraron un delito inhabitual en nuestra ciudad. Los colonenses se intranquilizaron y hubo hasta una marcha frente a la Policía Comunal y la Fiscalía Descentralizada. Hubo reuniones de funcionarios judiciales, policiales y municipales , infértiles. Los delitos siguieron, en un universo de delincuentes colonenses de entre 30 y 40 preparados para este especial delito.
Los cacos en los primeros hechos contaban con muy buena información sobre transacciones comerciales (está banda seguiría operando) pero a los scru- ches se agregaron otras bandas con otros delincuentes que observaron que el Estado tenía ineficacia para esclarecer los hechos y que resultaba fácil alzarse con elementos de valor con bajas probabilidades de que sean atrapados. Hoy debe haber más de tres o cuatro grupos actando sin que sean descubiertos.
Los controles
El pueblo colonense se encuentra intranquilo por este tipo de delitos. Muchos tenían miedo de dejar sola su casa un fin de semana, o solamente alejarse para tomarse unas merecidas vacaciones. Sin embargo los encargados de investigar, la Fiscalía Descentralizada de Colón al mando de la DDI de la Delegación Colón, no obtuvo grandes resultados. Si escribiéramos un libro podríamos titularlo "Sesenta scruches y ningún detenido".
Pero esto no es lo más preocupante. Los controles sobre la eficacia de los funcionarios judiciales parecen ausentes.
En las últimas semanas hubo "versiones" sobre ascensos judiciales en Colón. Solamente nos resta decir desde el lugar que nos dan nuestros lectores con su confianza. "Esperemos que el o los ascensos, sean por méritos y no por recomendaciones". Es una forma de contribuir a que los delitos como los scruches puedan ser descubiertos y el pueblo colonense no sufra daños en muchos casos irreparables.
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