Si bien en sólo en el 5,8 por ciento de los siniestros de este tipo hubo que lamentar víctimas fatales, hay que tener en cuenta que, en muchos casos, las lesiones dejan secuelas que se transforman en incapacidades físicas permanentes. “Las estadísticas indican que el uso del casco previene un 67 por ciento las lesiones cerebrales y reduce en un 36 por ciento las posibilidades de muerte en un siniestro vial protagonizado por una moto”, indicó el ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Alejandro Collia.
A los traumas más comunes, en el cuello y la cabeza, le siguen en el tórax, con un 21,2 por ciento; en el abdomen, 15,3 por ciento y en la cara en un 14,9 por ciento. Cabe aclarar que dado que una persona lesionada puede tener comprometida más de una región corporal, la suma del porcentaje supera el 100 por ciento.
“Cuando una moto colisiona contra otro vehículo, por una cuestión de balance de pesos, la cabeza del motociclista es lo primero que impacta contra el suelo”, explicó Patricia Spinelli, directora provincial de Emergencias Sanitarias. Por esa razón, el uso del casco homologado por las autoridades competentes resulta fundamental para evitar lesiones graves o mortales en estos eventos que los emergentólogos se niegan a llamar “accidente”, porque entienden que un accidente es inevitable, cuando los traumatismos de cráneo no lo son necesariamente: sólo hay que colocarse el casco.
De acuerdo a un trabajo realizado el año pasado por la cartera sanitaria provincial, la Fundación Trauma y el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi), el riesgo de perder la vida por circular en motocicleta es 17 veces mayor comparado con el auto. La frase popular según la cual “en la moto la carrocería sos vos” no pierde vigencia.
Este nuevo relevamiento dado a conocer ahora por el ministerio de Salud de la Provincia confirma la tendencia que ya se había visto en el primer sondeo publicado en marzo de 2012. En aquel momento se relevaron 1.156 casos de trauma en 14 hospitales públicos ingresados entre 2010 y 2011. Allí se vio que las lesiones de motociclistas en el tránsito representaban un tercio de todos los traumas (27 por ciento de los casos) y que el trauma, que incluye choques, agresiones y caídas, entre otros motivos, son la principal causa de muerte joven.
El creciente número de motos en calles y rutas, sumado al exceso de velocidad y a su utilización irresponsable -ya que muchas veces viajan tres o más personas y todas sin casco-, convierten a este vehículo en el medio de transporte más peligroso. A raíz de la información relevada este año en ocho hospitales provinciales y en el Sistema de Emergencias Sanitarias prehospitalario surge otro dato preocupante: casi la mitad (el 45 por ciento) de los motociclistas lesionados tiene entre 16 y 24 años.
Le siguen las personas de entre 25 y 34 años, quienes representan el 25 por ciento; y el resto se distribuye entre la franja etaria que va de los 35 a los 54 años, con el 17 por ciento; de 0 a 15 con un 9,2 por ciento y por último de 55 en adelante, con un 3,8 por ciento. (DIB)
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