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17/11/2013
Panorama político bonaerense

Elecciones, cambios internos y sorpresas


(Por Andrés Lavaselli alavaselli@dib.com.ar).- Algo asordinado por los tironeos en torno al Presupuesto, el armado de listas para el PJ provincial dio cuenta de la afirmación de un cambio sustancial en el reparto del poder dentro del oficialismo: los intendentes peronistas, que venían recobrando influencia desde antes de la primarias, emergen nuevamente como vencedores y quedan constituidos como un bloque con poder propio, cuyo futuro podría condicionar el de Daniel Scioli o el de Sergio Massa, porque son una base concreta para cualquier proyecto presidencial....


Aunque es cierto que la Casa Rosada y el sciolismo colaron sus propios nombres, las listas terminaron reflejando la primacía del poder territorial, que se quedó con la presidencia del Consejo a través de Fernando Espinoza y de la del Congreso con Martín Insaurralde, además de 22 de los 47 concejeros. Son todas butacas que ocuparán alcaldes (que además retendrán en su mayoría las titularidades de los partidos locales) o delegados puestos por ellos.


El esquema de poder emergente permite una primera constatación: aunque cada uno de esos intendentes tiene sus propios intereses, a la hora de la verdad volvieron a actuar como un bloque. La entretela de las negociaciones dejó claro, en ese sentido, que La Cámpora no es para ellos un rival interno de importancia, lo que confirma el cambio de equilibrios internos que comenzó a operarse cuando la propia presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, les dio primacía en el armado de las boletas para las primarias. Claro que, internamente, los alcaldes recelan unos de otros, algo que volvió a quedar claro esta semana, cuando varios de ellos pidieron que la jefatura partidaria fuese ejercida por Scioli, lo que tampoco disgustaba a la Casa Rosada. Pero el mismo acuerdo que destrabó esa objeción deja en claro que nadie regala nada: los intendentes convinieron en que, más allá del reparto de cargos partidarios, nadie tiene, por ahora, primacía en la carrera por acceder al sillón que hoy ocupa Scioli. El esquema se complejizó, de todos modos, con la inesperada foto de Insaurralde con Massa en Tigre. Una imagen que responde, si se quiere a la misma lógica. Es que aunque en el entorno del lomense digan que fue en cruce casual, no parece que una foto de semejante espesor político, difundida además con profusión por al menos uno de sus protagonistas, sea fruto de una simple casualidad. Tiene, en cambio, todas las características de una “operación” de diseño, para enviar un mensaje preciso.


Habrá que dejar pasar unas horas para que el panorama se aclare algo. Pero en principio, fuentes kirchneristas y sciolistas especulaban con el enojo de Insaurralde por haber visto frustrada su intención de llegar a la presidencia del PJ. Scioli, por caso, apoyó a Espinosa. “Amaga con pelear la Gobernación pero desde el massimo, sabe que el gasto de su instalación ya está hecho y que ahora es un candidato más que potable”, dijeron a DIB desde el oficialismo. Habrá que ver cuáles son los próximos pasos del lomense.


Son movimientos con aroma a nuevo ciclo político: algo similar hizo Miguel Pichetto a principios de semana, cuando mandó a realizar una pintada que lo ubicaba como candidato a vicepresidente de Scioli. La terminal fue la inversa a la que parece haber elegido Insaurralde, pero la lógica es similar: jugar para alguno de los liderazgos emergentes que asoman de cara a 2015, como forma de prolongar el poder propio. Lo sintomático, hasta ahora, es que la Casa Rosada no es receptora de ninguna de esas movidas.


OTROS ESCENARIOSMás allá de esas internas, lo cierto es que en un contexto plagado de reacomodamientos como el actual, los intendentes vuelven a ser un factor de poder cuasi autónomo. El gobernador, por caso, lo entiende perfectamente: decidido a no seguir gobernando solo frente al contundente desafío que le propone Massa, mira a los alcaldes para terminar de definir los cambios en su gabinete, de los que solo confirmó hasta ahora la salida de Martín Di Bella de Arba, posiblemente reemplazado por el diputado Iván Budassi.


Con los ministerios de Gobierno, Desarrollo Social, Educación (aunque para más adelante) Salud, Infraestructura y Gobierno sobre la mesa de las negociaciones, el último en sumarse a la danza de nombres es Alberto Descalzo, el intendente de Ituzaingó, que ahora suena para Gobierno. Si lo hace, será el segundo, luego de ingreso de Alejandro Granados. Mientras, los intendentes se transformaron en los principales defensores del presupuesto de Scioli ante los cuestionamientos del massismo, mucho más que los ministros nacionales.


El gobernador, en tanto, evalúa algún gesto que le permita destrabar la ley impositiva: retirar la contribución especial para seguridad y reemplazar esos 900 millones de pesos con aumentos en Ingresos Brutos es una posibilidad. La convocatoria a las entidades ruralistas y a la UCR para discutir los cambios anticipan una movida de ese tipo. Es, de todos modos, una jugada bastante alejada del sentido común K. Y que no resuelve la negativa del massismo a votar el endeudamiento. (DIB)




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