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17/10/2013
Policiales

Un stereo, una paliza, varias historias


El núcleo duro de la delincuencia en nuestra ciudad no son más de 25 personas. Sin embargo tienen a maltraer a más de 25 mil colonenses. Contamos dos historias sucedidas en Colón...


Una familia que vive en el centro de la ciudad, en los últimos meses hizo poner trancas a las puertas internas de la vivienda. Parece un recurso extremo para dormir tranquilo. Las habitaciones quedaron aisladas del resto de la casa. En un lugar determinado del mobiliario se encuentra un revolver 38, cargado con seis proyectiles. "No voy a permitir que alguien de mi familia le pase algo" dice y agrega "el ladrón que entre… no sale".


El pensamiento y la disposición comienzan a repetirse en muchas casas de la ciudad. De nada vale que se le diga que no es la salida a una situación de inseguridad. El colonense tiene miedo y pareciera que no quiere escuchar el argumento que en otras ciudades se esta peor.


Los robos por "descuido" en autos dejados sin la correspondiente seguridad o con seguridad, bicicletas, motos, arrebato de carteras, e ingreso a algunas casas es algo que eriza la piel de muchos. Los encargues para la fabricación de rejas en puertas y ventanas se multiplican a igual que la instalación de alarmas.


Los ladrones


La noticia del ingreso de tres malvivientes a una casa en calle 9, donde los ladrones "violaron" todos los sistemas de seguridad, y mantuvieron a un matrimonio cautivo hasta las 6.30 de la mañana, pasa de boca en boca.


En el barrio 9 de julio existen malvivientes cuyo núcleo familiar se acercan o pasan las cincuenta causas judiciales y este dato pone de mal humor a la gente. Si repasamos los hechos delictivos que se aclararon, los apellidos se repiten en un laberinto que no tiene fin. El común de la ciudadanía se indigna. El robo de una moto hizo juntar a varios vecinos. ¡Tenemos que hacer algo! Fue la expresión más escuchada. ¡La justicia no hace nada! Es otra de las frases repetidas en cualquier reunión.


La policía hace lo que puede. Son solamente veintiuno los efectivos que se multiplican tratando de cubrir los servicios. En voz baja algunos agentes se encuentran desalentados. "Los agarramos lo traemos y después al rato están sueltos" se escucha.


Un ejemplo… una paliza


Un individuo de apellido Alarcon, se encontraba en plaza San Martín alcoholizado. Una botella de vodka sobresalía entre sus pertenencias. El griterío y los improperios que producía y que se escuchaban a decenas de metros, hizo que algunos vecinos lo denunciarán. La Policía Comunal rápidamente lo aprehendió. Los calabozos recibieron al denunciado. Poco después y ya en sus cabales fue liberado.


Tres horas después se encontraba, tratando de robar, un stereo de un Ford K, en calle 11 entre 52 y 53. La víctima escuchó ruidos y salió sorprendiendo al ladrón. No ocurrió una desgracia mayor, simplemente por que la quiniela de la vida no tiró el 0.


El ladrón se llevó una paliza y vuelve nuevamente al calabozo. Muchas veces recorrió las mismas baldosas del pasillo de la Comisaría en una ida y vuelta que parece una puerta giratoria sin fin. Son muchos los expedientes que llevan su nombre. Sin embargo son más las preguntas del ciudadano común que no tienen respuestas. ¿ Hasta cuando?.


El sábado Alarcón es nuevamente liberado. Pocas horas después es nuevamente capturado. Los testigos indican que siendo las 2.20, estaba robando un stereo en una camioneta VW Suram en calle 52 entre 18 y 19. La víctima es Maximiliano Ibarra. El vehículo tiene rayada la puerta y un vidrio roto. Alarcon nuevamente cuenta las baldosas del pasillo que los lleva a los calabozos. Sabe que en poco tiempo será liberado.


Sorpresa y media


La segunda historia parece traída del imaginario Macondo de Gabriel García Marquez. También en nuestra ciudad aparece con fuerza el realismo mágico.


Una mujer que identificaremos con una "Z" decide pasar a buscar a una amiga "G" por su casa para conversar de las últimas novedades de sus respectivas vidas. Al tocar el timbre de la vivienda aparece un individuo que luego fue identificado con el apellido de Luna y que tiene una serie extensa de causas judiciales por robo y hurtos. La mujer le pregunta "que haces acá, si no es tu casa".


El hombre como si estuviera drogado (se le trababa la lengua) contesta "No se", toma una bicicleta propiedad de la dueña de casa y se retira. Por demás es super redundante aclarar que la amiga no estaba, y que la mujer sin querer "aborto" un robo. Por la tarde un agente policial en un patrullero en recorrida identifica la bicicleta y detiene a Luna. El sujeto por estas horas recuperó la libertad.




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