El estudiante de Paleontología Claudio Alejandro Laborda de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP-FCNYM) habría hecho estos descubrimientos durante los años 2005 hasta la actualidad en los alrededores de nuestra ciudad.
El joven Paleontólogo Colonense nos cuenta su historia: Dejando de lado mis otros hallazgos en otras aéreas de estudio, quisiera contar un poco de mis aventuras y descubrimientos personales dentro de la ciudad de Colón.
Si bien son ya conocidos los registros del grupo Mammalia: Xenarthra/Cingulata y Lago- morpha por esta zona, en los últimos 8 años estuve prospectando y exhumando evidencia orgánica fósil dentro de esta región pampeana en los alrededores de nuestra ciudad.
Esta región de Buenos Aires junto con las vecinas provincias, principalmente Santa Fe y Entre Ríos son muy ricas en fósiles Pleistocenicos, correspondientes a los grandes mamíferos que vivieron durante este periodo (Pleistoceno o Cuaternario) también llamado Megafauna, hace aproximadamente entre 1,8 Ma a 11.500 años antes del presente.
Cuando era chico tuve la suerte de encontrar restos de una de las extremidades posteriores de un grupo de aves atípicas ya extintas de la familia Phorusrhacidae (Aves del terror) dentro del lago municipal, por alguna razón que ya olvide ese material se extravió y no tuve la oportunidad de que lo estudie algún profesional. Pero todo indica que estos pájaros Ralliformes de dos metros de alto corrían por estas praderas intentando capturar alguna presa.
Los últimos materiales recuperados fueron extraídos de las canteras de calle 38 e/ 133 y 134 (Zona rural), entre ellos tenemos: Osteo- dermos (placas de la coraza dorsal), molarifor mes trilobulados (material dentario) y pequeños fragmentos de diáfisis de gliptodontes (fragmentos de huesos largos) de dos géneros muy distintos (Glyptodon y Neosclerocaliptus), una gran variedad de incisivos de roedores caviomorfos, que sabemos que sufrieron una diversificación explosiva en Sudamérica durante el intercambio faunístico. Un fragmento de la mitad izquierda de la cadera del conejo silvestre (Sylvilagus flori- danus) ¡ejemplar único en la región! Tenemos Osteodermos esféricos de protección y aislados, de la dermis de un Megatherio (placas principalmente aisladas y ventrales).
Restos de huesos de Aves de porte mediano. Huesos y molares de Hippidion, un caballo primitivo endémico de América del Sur. Y por último tenemos bloques de sedimentos de tierra cocida que indica claramente que hubo algún asentamiento humano. Si bien este material es poco para una exhibición al público en general, es mucho para tener en cuenta a la hora de desarrollar un trabajo de distribución geográfica de estos animales por nuestro país. Razón por la cual formaran parte del inventario de colección de alguna institución científica a la espera de algún análisis más profundo y detallado de los materiales por parte de los profesionales dedicado a estos grupos.
Y comprender mejor la Biodiversidad del pasado en estas tierras implicadas, entender el porqué de su migración en el Gran Intercambio Biótico Americano (GABI-The Great American Biotic Interchange) y como respondían ante los bruscos cambios climáticos.
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