Desde la municipalidad colonense hasta los perdidos islotes donde llegan sus tentáculos, rápidamente comenzó a vociferarse –erróneamente y sin fundamento alguno– que el primer candidato de la lista 4, Gabriel Erviti, se sumaría “a la lista del Intendente Casi”. Varias falacias, que no son ingenuas, para una sola oración.
En principio, las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias se incorporaron a la política nacional a través de la Ley 26.571 y, entre otras cosas, permite que se diriman las diversas vertientes internas de cada partido, alianza o agrupación; es decir, la representación proporcional y los lugares que corresponde ocupar por cada candidato/a en las listas que finalmente competirán en los comicios generales. No se trata de generar favores, ni de acordar negociaciones espurias a espaldas del pueblo, ni de vender o alquilar las ideologías: se trata, ni más ni menos, de que respetemos la ley y defendamos los derechos que nos asisten.
En Colón, tanto la lista 2 como la 4 se presentaron ante el electorado como expresiones notoriamente diferentes del Frente para la Victoria. Quienes quieran interpretar dicha instancia de una manera torcida, mezquina o antojadiza, con apellidos que quieren adueñarse erráticamente de un espacio político, ni siquiera han entendido el proyecto nacional y popular que nos incluye desde hace más de diez años; ni siquiera comprendieron el inmenso cambio de paradigma que inició Néstor Kirchner y que continúa profundizando nuestra Jefa de Estado, Cristina Fernández de Kirchner, con la implementación de medidas y decisiones que siempre favorecen a la inmensa mayoría, y especialmente a los sectores más necesitados.
En nuestro caso, los hechos nos explican más que las palabras: defendemos el trabajo, el esfuerzo, el compromiso y la solidaridad como valores esenciales de nuestro accionar cotidiano, porque sabemos fehacientemente que aún sin estructura ni presupuesto se pueden alcanzar logros muy importantes. Solamente hay que escuchar, contener, ayudar, gestionar y hacer todas esas tareas con inmenso amor hacia el prójimo.
Pero, además, siempre es preciso recordar que la mejor forma de generar un cambio profundo consiste en brindar las herramientas y los elementos para que cada persona, cada familia, reciba el estímulo inicial que le permita construir su desarrollo laboral y económico con la mayor dignidad, sin que se necesite postular un nuevo pedido a cada rato. Así lo entiende y lo practica la Ministra de Desarrollo Social de la Nación, Alicia Kirchner, quien trabaja permanentemente en esa dirección.
En cambio, los dirigentes que ponen parches (y muy escasos) no tienen la voluntad de colaborar, sino de aprovecharse de la necesidad ajena y de un poder circunstancial, con el único propósito de reclutar involuntarios rehenes o esclavos. A esta altura de los acontecimientos, nos podríamos preguntar qué hizo el Ejecutivo local (que parece visitante y muy poco ejecutivo) por las necesidades de la ciudadanía: ¿escuchó?, ¿contuvo?, ¿ayudó?, ¿gestionó?
¿Para qué otra cosa debería servir la política si no es para transformar positivamente la vida de las personas? ¿En dónde se fue esfumando el presupuesto comunal, si después de muchos años aún persisten graves problemas con la vivienda, la salud, las cloacas, el asfalto, el zoológico y tantos otros aspectos?
Seguramente, algunos dirigentes seguirán tratando de confundir al electorado, de repetir mentiras como si fueran enfáticas verdades, y de vender gato por liebre como es su costumbre. Vicios y más vicios para quienes intentar degradar a la política…
La realidad muestra claramente a los que trabajan honorablemente y con responsabilidad, pero también a quienes han hecho de la desidia un deporte, con muy pocas ideas para exhibir y millonarias cuentas que no les cierran. Demasiadas diferencias para que además pretendan diluir nuestras convicciones sin fisuras, en medio de tantos hechos –palpables, tangibles– que tienen mucha más fortaleza que cualquier rumor interesado, y que se encuentran a la vista de quienes estén interesados en saber mirar.
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