Unos y otros (Duhaldistas y Casistas) han hecho del partido una mera oficina o salón de reuniones, pero el peronismo real, el pero- nismo auténtico, la participación social, la lealtad y organización, brillan por su ausencia.
El partido que forjara nuestro mentor, el General Perón, es en nuestra ciudad una cáscara vacía, por la falta de pueblo, la falta de contenido, la falta de solidaridad y participación, en fin, falta de peronismo.
Nuestro movimiento encuentra su esplendor en aquel estremecedor 17 de octubre.Una multitud ganaba las calles con el objetivo de pedir por la libertad de quién reconociera en ellos, en el pueblo trabajador, la esencia argentina, esa dignidad del pueblo, la humildad de la realización del hombre, en la realización de la comunidad. Los días en que el pueblo se hermana, la multitud se estrecha en un abrazo, el día en que la historia se juega en las calles, la voz de los incontables se vuelve una sola y nítida vibrante voz, la voz de la dignidad y la lealtad a un destino de país que nos realice a todos, en la felicidad y en la grandeza de la patria.
El 17 de octubre es la fuente de nuestros anhelos más profundos, y lo celebramos como aquello que más nos conmueve y nos define, la voluntad del pueblo. Es para nosotros los peronistas, los que creemos que a la historia la hacen los hombres, y mejor dicho aún, la hacemos entre todos, es decir, la hacen los pueblos, es un día de fiesta, porque es el día en que el pueblo salió a la calle a defender las conquistas sociales que durante años de lucha habían conseguido, salió a defender a quién se había hecho carne con esa voluntad, transformando la participación y las realizaciones del pueblo argentino.
El 17 de octubre se sella la lealtad del pueblo con quien había sido el mejor intérprete de su voluntad. El "Día de la lealtad" no fue una casualidad, Perón desde hacía varios años venía siendo fiel a su pueblo, y éste respondió de la misma manera.
Sin embargo varias décadas de neoliberalismo han resquebrajado las estructuras políticas, la "Cultura" neoliberal nos ha debilitado, y todavía, a pesar de los últimos años de transformación, no hemos recuperado esa fortaleza de los primeros años peronistas.
Esto por supuesto no es una crítica a nadie en particular, sino más bien el tendido de una realidad que como peronistas, debemos transformar. De ahí nuestra responsabilidad como hombres y mujeres comprometidos con la Justicia y la verdad del pueblo, de trabajar por la construcción de un Estado al servicio de los intereses de la Patria y el pueblo, para que en mutua apoyatura con las organizaciones libres que de éste último surjan, organicemos la comunidad (sobre la base de su bienestar) para darle al Gobierno patrio el poder suficiente para redefinir las relaciones que aún siguen hundiendo a la Argentina en la violencia, la miseria y la infelicidad, y ponerlas al total servicio de la grandeza de la Patria y la felicidad del pueblo.
Quienes participamos activamente y tratamos de tomar total conciencia del proceso histórico en que estamos inmersos, debemos comprender plenamente que la patria necesita de una abrumadora mayoría para la construcción profunda del proyecto Nacional y popular.Y la unidad de esa abrumadora mayoría es también nuestra tarea.
Es por eso que es necesario que los peronistas de verdad, de corazón, de sentimiento y convicción, que vimos durante años a nuestro partido ultrajado por la falta de apertura y solidaridad, aquellos que vimos al partido inmóvil ante los enormes avances que como pueblo hemos venido construyendo, y mudo ante el avasa- llamiento de los opresores del pueblo, nos organicemos en post de la construcción y acompañamiento de un proyecto inclusivo y justo.
El neoliberalismo destruyó las estructuras sociales, lo que hoy nos plantea como imprescindible para avanzar con fuerza en la realización del proyecto Nacional y popular, empujar hacia el protagonismo del pueblo, única fuerza, qué organizada, puede sostener el embate de los poderes concentrados. Es fundamental que sigamos profundizando la construcción de la lealtad colectiva, y para eso se nos hace imprescindible comprometer nuestros más profundos valores, que se transparentan en la militancia junto al pueblo, que es el que posee la verdad sedimentada de la experiencia.
Encontrarnos en una organización con una construcción suficiente como para poder llevar adelante la liberación de la patria, depende de nosotros, de todos los que formamos parte del humilde y digno proyecto del pueblo.
Hoy, como siempre, es la hora de los pueblos. La política es la mejor herramienta, pero es el pueblo, el que organizado, debe empuñarla para que trabajemos todos juntos por la construcción de la patria de los humildes.
Del protagonismo del pueblo y la recontrucción del vínculo de lealtad colectiva, dependerá la realización integral del proyecto Nacional y popular que deseamos y nos merecemos.*Militante de Casas Compañeras. Candidato a Concejal del Frente para la Victoria
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