Pero en los últimos años la realidad que indica que están lejos de los aquellos momentos de gloria. El "xeneize" deambulando sin rumbo fijo. Mientras que el "Millonario" intentando reconstruirse después de su peor mancha dedes su fundación: el descenso a la B Nacional.
Para este Torneo Inicial las ilusiones volvieron a nacer en cada hincha de ambos clubes. Pero en dos fechas los dos perdieron abriendo más dudas que certezas. Boca arrancó con un triunfo polémico frente a Belgrano.
Carlos Maglio y su asistente Scime incidieron para que Carlos Bianchi comience con el pie derecho. La vuelta del "Cata" Diaz parecía una solución a los problemas defensivos. Pero no fue así. Contra Newell's no tuvo ayuda arbitral y cayó.
El campeón con varias bajas (Scocco, Maxi Rodriguez, Heinze, Cáceres, Vergini) y nuevo DT (Alfredo Berti) lo superó en juego e ideas porque demostró ser un equipo. Boca no lo es. Son individualidades que cuando andan por debajo de su nivel el rendimiento es una consecuencia. El mediocampo retrocede mal. Ribair Rodriguez es más lucha que otra cosa. Sanchez Miño le cuesta sacar diferencia en ataque, virtud que lo hizo conocido en el fútbol doméstico. Más aún a la hora de defender. Mientras que Riquelme alterna buenas y malas. Cuando el enganche no aparece el resto de sus compañeros lo sienten.
Por su parte River también perdió y ganó en sus dos presentaciones. Curiosamente contra Gimnasia de La Plata se quedó con las manos vacías pero merecía más. En ese partido chocó contra el guardameta Monetti que mantuvo su valla invicta.
Ante Rosario Central se quedó con los tres puntos pero si no sumaba iba a estar bien por lo realizado en cuanto a funcionamiento y estilo de juego. Ramón Díaz pretende que sus defensores salgan jugando desde abajo.
En la mayoría de las veces la pelota es perdida o lanzada a campo rival. Sin previo pase por el mediocampo. Por lo que River apuesta a la "segunda jugada".
Los volantes tienen déficit de generación de juego cuando tienen posesión del balón. Carbonero años luz está de ser el que sorprendió en Arsenal. El colombiano juega para atrás y no busca ser opción de salida.
Para colmo de males por el mismo sector se encuentra Mercado. Del otro lado Ferreyra sufre lo mismo. Quizás el problema sea la superposición con Vangioni. Lo mismo sucedió con Fabbro y Lanzini.
Encimados en el mismo sector ninguno fue el encargado de abastecer a Simeone. Los goles se hacen no se merecen. Pero para convertirlos tiene que haber una propuesta, un objetivo. Hoy Boca y River no tienen definido hacia donde van. El objetivo claro está es ser campeón. Si bien es cierto que falta mucho para abrir un juicio por el momento hay que decir que los dos son distintos pero tan iguales…
*Periodista. Director Técnico Nacional de Fútbol
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