En su homilía del pasado 25, Monseñor Cardelli se hizo eco del fervor juvenil que manifiestan los jóvenes en Brasil, participando de las Jornadas Mundiales de la Juventud y de la sencillez de lenguaje con que el Sumo Pontífice Francisco, predica el Evangelio.
Sobre el Evangelio de Mateo del día habló del compromiso, la ambición de poder y sus tentaciones. “El compromiso con el Evangelio va mucho más allá del entusiasmo por lo que Jesús dijo y lo que Jesús hizo. Y pasa mucho más por el compromiso por lo que Jesús dijo y lo que Jesús hizo. La madre de los hijos de Zebedeo -Santiago y Juan-, tenía un poco esa imagen. Quería que sus hijos se sentaran uno a su derecha y uno a su izquierda cuando Él estuviera en el Reino. Creo que además de no haber entendido demasiado lo que venía a hacer Jesús, a pesar que Santiago y Juan formaban uno de los doce apóstoles, necesitaban todavía el camino de esa adhesión a Jesucristo y la vigilancia para no dejarse tentar por el poder, por la ambición del poder. Sobre señaló Cardelli “No vine a ser servido sino a servir”. “Yo les he lavado los pies. Hagan ustedes lo mismo”. Estas citas que son extraídas del Evangelio, nos enseñan por dónde pasa el poder, el servicio, la autoridad entre nosotros.
El obispo continúo “Estamos viviendo el comienzo de estas jornadas que renuevan a la Iglesia con el testimonio y con la predicación sencilla y clara del Papa Francisco y en realidad qué maravilla poder entender el Evangelio con este lenguaje que nos hace a nosotros sentir cómodos porque no se trata de una doctrina revestida de grandes conceptos teológicos sino de la verdad que ahí está la verdadera teología. La verdad y el mensaje de Jesús en palabras que nosotros las podemos entender y poderlas llevar después a la práctica. Para nosotros, poder captar este mensaje es sumamente saludable porque es lo que vivió María. Nosotros estamos honrando en este lugar a la Santísima Virgen por todo lo que Ella es y es modelo de humildad y de servicio, una servidora del Señor: “que se haga en mí la palabra que Él dice”, para trasladarla también a nuestra vida concreta. Porque nosotros también podemos caer en esta tentación a veces, sin advertirlo suficientemente.
Por ejemplo, cuando se trata de alguna persona encumbrada porque tiene un título, porque tiene una función, porque dirige una gran empresa, porque es dueño de tantas cosas, es como que uno se dice “esta es una persona que debe frecuentar determinados lugares, tener determinadas conductas, brindar determinados servicios” y en realidad yo me convenzo cada vez más leyendo el Evangelio, no me queda otra respuesta, de que el que más tiene es el que tiene más compromiso de ponerlo al servicio de los demás.
San Pablo dice en la carta a los Corintios: “¿qué tienes que no hayas recibido? si lo has recibido ¿de qué te glorias?” Es decir todo es don, todo es gracia y no es mérito de nuestra parte porque si hemos podidos estudiar, hemos podido administrar, si hemos podido obtener determinados logros en determinados órdenes, habrá sido por el esfuerzo que cada uno puso pero en definitiva fue porque ha habido sin duda, la capacidad que me vino de arriba, del Señor. No la compré en ningún lado.
El compromiso de la fe
Todos debemos vivir el compromiso de la fe de una forma consciente y creciente. Cada día más. Edificarnos en esta vivencia, en este compromiso, alegrarnos y vivir con gratitud a Dios por haberlo conocido, por haberlo descubierto a través de lo que me va mostrando a lo largo de la vida con su palabra, su gesto, con los testimonios de los hermanos, Como está haciendo Francisco en estos momentos que nos impacta a todos y creo que su gesto y su palabra nos estimulan. No nos lastiman, no nos desplazan, no nos hieren, sino que más bien nos estimulan a adherir a este espíritu del Evangelio para que podamos vivir verdaderamente felices el compromiso cristiano y para que no recortemos la entrega que es lo que precisamente nos hará maleables al proyecto de Dios”.
María, mediadora de todas las gracias
“El hecho de las manifestaciones marianas son signos de cercanía, de búsqueda, de querer acompañarnos, de querer sentir esa protección maternal, ese calor de Madre, esa cobertura de la Virgen para que nosotros podamos ser fieles al mensaje de Jesús. Lo estamos viviendo. Esto es lo que está pasando en este momento, por eso hoy estamos aquí, por eso que han venido de distintos lugares porque este es un lugar que eligió Ella y acá Ella derrama abundantemente la gracia porque es la mediadora de todas las gracias. Ponernos bajo su protección, bajo su amparo, con la confianza y alegría de hijos. Porque como amó a Jesús entrañablemente, así también nos ama a todos nosotros que somos hijos en su Hijo Jesús”.
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