Es por eso es que se fue al bar el Vaso roto, y allí se agarró una mamua que no distinguía un perro de un dinosaurio.
Al volver a su casa La Eulalia se le puso una trampa, y se disfrazó de satanás el gaucho matero llegó , se sienta en la silla de paja, su mujer sale y empieza a dar de gritos, el sin inmutarse le contesta:
¡No me asustas, estoy casado con tu hermana!
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