(Ansol).- "Hay dos pilares de este plan, uno que tiene que ver con la promoción, defensa y capacitación de los pequeños y medianos productores, mientras que el otro es el que insta al posicionamiento nacional e internacional del vino argentino", señaló a Ansol Carlos Iannizzotto, de la Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Fecovita) y vicepresidente de Coninagro.
El Congreso nacional sancionó días atrás la ley que declara al vino como bebida nacional y que ratifica un decreto de 2010 de la presidenta Cristina Fernández, estimulando el Plan Estratégico Vitivinícola (PEVI) 2020.
A partir de esta plataforma legal, será obligatorio el uso del isologo de Vino Argentino Bebida Nacional en todos los varietales. "Es importante que la Nación haya consagrado esta ley porque, internacionalmente, Argentina establece que es vino, es tradición, que nuestros productos son genuinos", expresó Ianizzotto.
"Es un mensaje para la economía nacional y para las economías regionales sobre todo. Es fruto de la unidad de una industria que está conformada por capitales nacionales, extranjeros, cooperativas e inversiones privadas, que nos hemos puesto puntos en común a lograr un objetivo", consideró.
Respecto del PEVI, el referente vitivinícola indicó que "es una manera de posicionar la industria a nivel nacional e internacional en función de calidad, difundiendo y abriendo mercado".
"En la primera etapa, se entregaron 50 millones de dólares en insumos, asistencia técnica, renovaciones de vid. Ahora viene la segunda parte, donde se van a entregar 80 millones de dólares, no solamente a cooperativas sino también a otros productores vitivinícolas".
Sobre las diferencias entre el sector cooperativo y las demás empresas en la aplicación del PEVI 2020, indicó "no hay discrepancias" aunque en la práctica se nota un diferencial en el mecanismo que ofrece la figura cooperativa. Este tipo de empresa representa el 25 por ciento de la producción y el 30 por ciento del consumo.
"Al estar asociados, hay una fuerte vinculación entre el productor, entre la parte industrial, que son las bodegas, y la comercialización. Esos tres eslabones en las cooperativas están unidos, mientras que en otros no. Muchos no tienen vinculación con la producción primaria. Nosotros rápidamente trasladamos a los productores muchos beneficios que otros no pueden hacer porque están más basadas en una inversión que en una asociación", explicó Ianizzotto.
La federación demostró que el sector cooperativo "es líder absoluto en el mercado de vinos comunes. Tuvo avances por el apoyo de organismos públicos, provinciales y nacionales, entre ellos, el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social y el Instituto Nacional de Vitivinicultura".
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