El Senado de la Provincia recordó esta tarde al poeta nacional Enrique Santos Discépolo. Fue en un acto presidido por Gabriel Mariotto que contó con la participación del médico Daniel López Rosetti, el poeta Alfredo Carlino y el presidente de la Casa del Tango de La Plata, Alberto Alba.
Mariotto destacó el trabajo de López Rosetti cuyo rescate de Discépolo llegó este año a la pantalla de Telefé. “Cuando surgen este tipo de propuestas en la televisión nos sentimos interpretados y contenidos. Por eso admiramos el trabajo del tordo”.
El titular del Senado destacó la existencia de dos estados en la vida de Enrique Santos Discépolo, el de la desesperanza, durante la Década Infame y otro esperanzado, que pudo cambiar porque cambió el país con el Peronismo.
“Por ahí no está presente en lo cotidiano pero si en la memoria popular, con una frase, un silbido o un concepto. La obra integral de Discépolo tiene y tendrá una vigencia constante”, dijo Mariotto.
“Discépolo –expresó el Vicegobernador- fue un artista integral, un hombre que transitó el cine, el teatro, la música y el compromiso político. Él podría haber quedado bien con todos, pero asumió ese compromiso. El sistema intentó descalificarlo desde lo personal, pero también la incomprensión de la intelectualidad lo condenó a la tristeza”.
El caso de Discépolo es paradigmático. En él, el sufrimiento se hizo carne después que los empresarios artísticos y muchos de los que se decían sus amigos le dieran la espalda a partir de su compromiso con el proceso político que encabezó el General Perón. La tristeza, según su historia clínica, le destrozó su corazón.
La historia clínica de Discépolo fue el eje de la exposición de López Rosetti, aunque también recorrió aspectos de la vida de hombres públicos de la Argentina, como Juan Domingo Perón y Raúl Alfonsín.El médico es el autor del libro Historia Clínica que llegó a la pantalla chica en formato documental y dedicó una entrega al recuerdo de la vida y las causas del fallecimiento del artista que inmortalizó a Mordisquito y compuso algunos de los tangos más representativos de su tiempo.
El profesional repasó letras de tango como Yira yira, a las que describió como "biopsias emocionales". “En estas líneas están las causas emocionales que lo llevaron a la muerte súbita, que se lleva la vida de un argentino cada quince minutos”.
En marzo de este año, el canal porteño emitió el episodio de Historia Clínica que se centró en la vida de Enrique Santos Discépolo, con el actor Marcelo Mazzarello en el rol del artista popular que murió sumergido en una profunda tristeza. Discepolín falleció aquejado por la depresión que le provocó la soledad y el olvido al que lo condenaron quienes no le perdonaron su militancia.
Historia Clínica contó con la conducción del historiador Felipe Pigna y el doctor Daniel López Rosetti, quienes presentaron en cada entrega la historia de personajes notables y los mostró desde una visión integral, física y emocional.
El ciclo fue una de las producciones ganadoras del concurso de obras de ficción promovidos a partir de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, cuyos contenidos pertenecen al Banco Audiovisual de Contenidos Universales Argentino (BACUA).
La actividad, organizada por la Dirección de Cultura del Senado de la Provincia y el Espacio Memoria e Historia, se desarrolló en el Salón Eva Perón del Edificio Anexo de la Cámara Alta en, 7 y 49. Estuvieron presentes los senadores Cristina Di Rado, Marcelo Cargniani, Jorge Ruesga y Emilio López Muntaner; y el secretario Legislativo del Senado, Luis Calderaro.
El homenaje comenzó con la actuación de la cantante Ticiana Frangi Sanelli, quien interpretó los tangos Uno y Cambalache. Las dos obras emblemáticas de Discépolo fueron bailadas en el Salón Eva Perón por la pareja platense conformada por Gina Ibarguren y Marcos Huerta, Campeones Mundiales de Tango.
“Discépolo fue un hombre jugado por su pueblo y eso nos enorgullece”, destacó Alba, quien también agradeció la posibilidad de desarrollar acciones relacionadas al tango y la milonga en el ámbito del Senado bonaerense.
Alfredo Carlino compartió con el propio Discépolo un tiempo y una pertenencia política y artística con un profundo arraigo en el Peronismo. Don Alfredo recordó que conoció a Discépolo en el año 1946. “Lo primero que me dijo fue que me cuide de los mediocres, que son enemigos naturales que se juntan para terminar destruyéndolo a uno", rememoró.
Para Carlino, el autor de Cambalache “era un pope de la cultura popular, que es la que nace de la problemática del pueblo. Fue un estandarte en esos tangos que reflejaban la realidad. Fue un poeta y un filósofo que reflejó la precarización de la década infame”.“El Uno del tango –analizó Alfredo Carlino- no se refiere a la individualidad. Uno es el género, Uno somos todos”, describió el poeta.
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