El gaucho matero, salió vestido con bombacha blanca, chiripa celeste, botas de goma blancas, camisa celeste, pañuelo blanco y boina blanca con dos borlones celestes. Más que un gaucho de la pampa húmeda, parecía una tapa de un diario bicolor.
Al entrar al boliche encontró a dos funcionarios, guitarra en mano y entonando la canción de Sandro: "Rosa, Rosa tan maravillosa como blanca diosa como flor hermosa si alguien tiene que morir morire yo por ti". Al dúo se le caían unos lagrimones nostalgiosos que se vertían en las copas de ginebra, dándole un sabor salado y poderoso".
Al salir medio espantado el Pirincho, tuvo suficiente coraje y volvió a su casa a seguir carpiendo la huerta para poner unos rabanitos, pensando…"Los gorriones solo pueden cupular, cuando están arriba".
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