LO SINIESTRO. “Es menester que a lo nuevo y desacostumbrado se agregue algo para convertirlo en siniestro…la ficción dispone de muchos medios para provocar efectos siniestros que no existen en lo real…No me asombraría si me enterara de que el psicoanálisis, que se ocupa con la revelación de tales fuerzas secretas, se convirtiese por ello en algo siniestro a los ojos de muchas gentes. En un caso en que llegué a curar, a una joven paralítica, se lo oí decir a su propia madre, largo tiempo después que había restablecido su hija.”
El lunes un policía con una bala de goma disparada a quemarropa mata a Daniel hincha de Lanús. El martes en un basural, con sus miembros atados y dentro de una bolsa aparece muerta Angeles, una joven estudiante de clase media. El jueves tres jóvenes trabajadores mueren en la Tragedia de Castelar.En 1919, Sigmund Freud, que nunca vio un noticiero televisivo y por eso para hablar de ficción apelaba a la literatura, discurría sus días buceando en los mitos sociales jugando entre la ficción y la realidad y abría una investigación sobre las ambigüedades de lo siniestro y sus explicaciones desde la teoría psicoanalítica.
Florencio Randazzo, de cara a los guionistas televisivos que ya tienen preparado el relato en el que se incluirá cualquier situación política, económica o social, aseveró que “si se puede evitar no es un accidente, es un siniestro.”Sigmund Freud, en 1929, empeñado por encontrar las causas que impiden alcanzar la felicidad; señalaba las “ tres fuentes de humano sufrimiento: la supremacía de la naturaleza, la caducidad de nuestro cuerpo y la insuficiencia de nuestros métodos para regular las relaciones humanas en la familia, el Estado y la sociedad.”
Tomando a la cultura como producto de todo lo que el ser humano hace para acercarse a la felicidad y terminar con el sufrimiento, Freud nos acerca algunas ideas para ayudar a comprender una semana tan cargada de construcciones siniestras.La policía una herramienta que esa cultura pone al servicio de la seguridad, el transporte, un producto del ingenio cultural para acercar el trabajador a su trabajo, la familia y la vecindad como un lugar de apoyo al desarrollo de la cría humana y la educación y los Medios de Comunicación como un puente para conocer la realidad y contribuir a la construcción de un Estado que mejore la sociedad y las relaciones de esta con la naturaleza. Basta recorrer las noticias de esta semana y los sentidos que la prensa imputó a cada uno de los actores intervinientes para ver como se ataca lo que debería ser cuidado, protegido.Aunque en la batalla cultural en los ´90 se impuso la cultura de las privatizaciones, quienes resistieron lo hicieron argumentando que la energía, el transporte y la comunicación eran servicios que debían operar a favor de un mejor funcionamiento de la sociedad y que someterlos, sólo a la búsqueda de ganancia de las empresas era un crimen.
Algunos ya intuían que cuando la explotación no diera más ganancia, cuando dejaran de ser rentables, el mercado recurriría al Estado. Y así fue que las empresas lo condicionaron amenazando con aumentar las tarifas de nafta, luz, gas, pasajes de trenes, subtes y colectivos. El Estado, incluído el que se reconstruye desde hace 10 años, en el desarrollo del Proyecto Nacional y Popular para impedir que el costo lo pagaran los usuarios, comenzó a subsidiar a las empresas, evitando el aumento de tarifas pero sin los controles suficientes.El Estado es una construcción cultural, fruto de los consensos sociales. Esos consensos hoy llegan inclusive a la posibilidad de plantearse la reestatización de la energía, del transporte y con la necesaria desmonopolización mediática.
Sólo en el marco del Proyecto Nacional y Popular que hoy es gobierno se puede esperar la profundización de este proceso cultural. Las fuerzas de la contracultura restauradora de las empresas que gobiernan el mercado y sus voceros, hoy ganan volteando a Randazzo y logrando que la Corte Suprema les restituya el poder en la Justicia y en los Medios.La semana que viene podremos orejear de qué va la cosa.Néstor Piccone. Periodista. Licenciado en Psicología.
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