El último caso fue el de una joven misionera de 27 años. Llegó en coma, convulsionando frenéticamente, con custodia policial. Los médicos la atendieron de urgencia. La placa confirmó cápsulas de cocaína en el estómago: la abrieron y sacaron 134 cápsulas enteras y una rota. Volvieron a abrirla, esta vez en el intestino, y sacaron 20 más. Tenía sobredosis: tres cuartos de la cápsula rota ya estaba en su sangre. Fue el caso número 20 atendido este año por la Unidad Especial para las llamadas “mulas” del hospital provincial Alberto Eurnekian: un servicio único en todo el país. La historia sucedió apenas hace dos semanas y terminó bien: la joven estuvo grave pero logró ser desintoxicada y fue dada de alta, a disposición de la justicia, tras 4 días. Se trataba de una mula: es decir, una persona contratada por grupos narcos para convertirse en una bomba humana: tragarse cápsulas de cocaína sólida o líquida puede terminar con la muerte en caso que una de las cápsulas se rompa y si la persona no es atendida de urgencia. Esa es la tarea de esta Unidad Especial en el hospital de Ezeiza. “En el último año y medio se atendieron 80 personas que llevaban droga en su cuerpo. Muchas de ellas hubieran muerto si no llegaban al hospital. Tenemos médicos capacitados, un servicio especial con 4 camas y baños químicos”, explicó hoy el ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Alejandro Collia, en el marco de la asunción de la nueva directora, Graciela Sorrentino: justamente, la mujer que hace 20 años trata los casos de mulas en el hospital. Collia informó los números de la Unidad Especial en los últimos 17 meses: en total fueron atendidos 80 casos, lo que significó más de 6.400 cápsulas de cocaína, unos 640 kilos de la droga y unas 2.400 horas de espera de las personas para evacuar las cápsulas. En tanto, según los datos presentados por el equipo de la Unidad en un congreso en Estocolmo, desde 1994 hasta 2011 se lograron extraer 30.842 cápsulas. La Unidad Especial funciona así: trabaja en conjunto con las fuerzas de seguridad presentes en los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque, quienes si detectan un caso sospechoso de alguien que podría llevar droga en su cuerpo lo trasladan al hospital, donde a través de una placa o tomografía se confirma el diagnóstico. En el 97 por ciento de los casos la sospecha es acertada. Y requiere intervención médica. La flamante directora Sorrentino explicó que “nosotros hablamos con la persona, le explicamos el riesgo que corre su vida, firman un consentimiento informado sobre el tratamiento”. Aunque, varias veces, llega en un estado grave e inconciente. “Es mucho más común de lo que se supone que una de las cápsulas se rompa, comience a filtrarse u obstruya el intestino”, explicó la doctora que hace 30 años trabaja en este hospital de Ezeiza. La Unidad Especial de este hospital, que depende del ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, está ubicada al lado de la terapia intensiva (por la posibilidad de un operación de urgencia), cuenta con 4 camas y con baños químicos para la evacuación de la droga. Y es la única en el país de este tipo y que lleva adelante este trabajo. PERFIL DE LA MULA Según los casos atendidos en la Unidad Especial, el 7 por ciento de las personas que transportan droga son mujeres, en tanto que la otra gran mayoría se trata de hombres (93%). En cuanto al origen se detectó que el 62% eran de Sudamérica (Perú, sobre todo, con el 57%) y el 38% de otros continentes (Sudáfrica, sobre todo, con el 42%). Sorrentino afirmó que en la mayoría de los casos no se dan complicaciones y los pacientes pueden evacuar la droga por sí mismos en los baños químicos. Sin embargo, un 5% requiere cirugía cuando una de las cápsulas se rompa o comienza a filtrarse, lo que produce dolores insoportables y puede llevar rápidamente a la muerte. Y, en el 2% de los casos, se produce el fallecimiento. También se destaca el hecho de que un 3% de los atendidos son mujeres embarazadas. La edad promedio de la persona contratada como mula es de 32 años, pero al hospital llegaron casos de hasta 65. En tanto que se calcula un promedio de cápsulas de 80 unidades por persona, aunque ese número puede incrementarse muchísimo. El hospital cuenta con el récord mundial de cápsulas encontradas en una persona: 298. Y el promedio de evacuación natural es de 30 horas.
La droga llevada en el interior del cuerpo es, casi siempre, cocaína en estado sólido, cubierta con un profiláctico o guante de goma y, a su vez, con cinta aisladora o celofán. En el 60 por ciento de los casos de los últimos años fue así. Pero en 2011, los médicos de la Unidad Especial descubrieron la nueva modalidad de la cocaína en estado líquido. Hoy representa el 40 por ciento de los casos y no sale en una primera placa: es una forma de perfección de cómo transportar la droga para evitar un primer control. Sin embargo, la cocaína en estado líquido es muchísimo más peligrosa. Debido a su flexibilidad, se rompe fácilmente. La modalidad mas frecuente es el transporte en tubo digestivo (estómago, intestino delgado, colon) en la mayoría de las mulas. En tanto que en un porcentaje menor, aproximadamente entre el 1 a 2 por ciento, se realiza con técnica mixta: ingesta oral mas introducción por ano, o ingesta oral y transporte en vagina.
|