La ciudad de Azul, en la provincia de Buenos Aires es unejemplo clave de cómo se pueden estructurar y manejar los distintos canalesde expresión que tiene la democracia, desde el poder político.
Luego de 12 años de ser gestionada por el hoy diputado del Frente AmplioProgresista Omar Duclós, fuerza que lidera Hermes Binner, la ciudad de Azulaún vive bajo los efectos retardados de un andamiaje construido para apagarvoces y facilitar un conjunto de aplaudidores e informantes paraestatales.
Los acuerdos establecidos entre la fuerza política liderada por el actualdiputado nacional y los medios más importantes de esa ciudad, tenían y aúnconservan afinidad política en algunos casos y lazos parentales en otros. Ladinámica de trabajo llevada adelante durante más de diez años, logróinstalar fuertemente un relato que hoy, la nueva fuerza política gobernante,aún no logra desinstalar. Y es el potente discurso dominante que supieronenarbolar, utilizando un discrecional reparto de pauta oficial y el controlpermanente de ciertos popes de la prensa lugareña, que ellos mismos seencargaron de inventar.
El caso de Azul de por si es bastante particular, porque sólo cuenta con undiario -de férreas raíces radicales- y con una única señal de televisión,propiedad de la empresa Cablevisión. El vínculo con el diario local fue ysigue siendo un vínculo directo y carnal, donde desde su director hastamuchos de sus periodistas, eran -y lo siguen siendo- simples guías delaccionar de un jefe comunal que llevó la ciudad a ninguna parte. Y decir aninguna parte es ser contemplativos, porque el estancamiento económico, lasescasas obras realizadas durante sus gestiones y los infinitos negociadosque se tramaron durante su administración, merecen un estudio más a fondo.
Durante sus tres gestiones consecutivas, el hoy legislador del FAP mantuvouna misma conducta, que lo obligó a profundizar los lazos y aumentar lasretribuciones que por arriba o por debajo de la mesa le hacía a sus adeptos.Y fue tanta la gimnasia que generó con esta práctica, que hasta articuló eltrabajo de los periodistas gráficos, con aquellos que ponían su cara en latelevisión, que por obvias razones muchas veces eran las mismas personas. Yen el canal de televisión no tuvo problemas mayores, eligió con el dedo a sugerente y eso le aseguró lealtad suprema. De esta manera, construyó supropio monopolio comunicacional, que en parte sigue alimentando y haciendofuncionar por estos días. Conformando una estructura cerrada, que no cubreninguna noticia que haga referencia al pasado de una gestión, que siguenintentando reivindicar.
Precisamente esto, lleva al mismo diputado nacional, a responderlepersonalmente a los medios que cuestionan las actitudes de sus referenteslocales. Referentes que entre otras cosas, se encargan de perseguir yestigmatizar con lecturas políticas desacertadas y maliciosas a los mediosque no manejan.
Pero la obsesión del dirigente progresista, tenía una obvia razón de ser, noera un capricho deliberado. Porque ese inmenso engranaje que aceitó conmucha dedicación durante sus 12 años de gobierno, le permitieron tapar unainfinidad de hechos oscuros, que los medios que el cronometraba, nuncainvestigaron, jamás comentaron y dejaron pasar ante la mirada atónita detoda una comunidad.
Entre los casos más resonantes de los que nunca se dioexplicaciones a la opinión pública, resaltan el manejo irregular desubsidios por parte de una funcionaria de Acción Social a la que simplementese mandó a su casa con carpeta médica, infinitos negociados inmobiliariosque se realizaron desde la misma intendencia y que favorecieron en todos loscasos a empresarios estrechamente ligados a la administración y tremendossobreprecios en la compra de insumos hospitalarios. Cuestiones por demásimportantes, que por supuesto ningún medio se tomó el trabajo de investigar.
Se entiende ahora porque el poder político buscó y logró manejar a losmedios de la ciudad de Azul durante 12 años. Porque tenían la imperiosanecesidad de ocultar un montón de acciones que nunca hubiesen sido aprobadaspor los azuleños.
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