Los procesamientos recayeron sobre Pedro Müller, de 81 años, checoslovaco, exgerente de Ford; Guillermo Galárraga, de 90 años, exresponsable de Relaciones Industriales, y Héctor Francisco Sibilla, de 87 años, exmilitar y exjefe de seguridad. No obstante, ninguno de los acusados irá a prisión.
La jueza federal de San Martín Alicia Vence los encontró “prima facie” culpables de los delitos de “privación ilegal de la libertad” e "imposición de tormentos", y también trabó embargos de 750.000 pesos a cada uno de ellos.
Los sobrevivientes, querellantes en la causa, también habían pedido los procesamientos del entonces presidente de Ford Argentina, el chileno Nicolás Enrique Courard, y del encargado de la seguridad dentro de la fábrica, el militar Antonio Francisco Molinari.
Este proceso se inició el 30 de octubre de 1984 por una denuncia que radicó el entonces subsecretario de Derechos Humanos de la Nación, el radical Eduardo Rabossi, a raíz del relato que las víctimas hicieron en el informe de la CONADEP.
Ellos “manifestaron que personal militar los privó ilegítimamente de su libertad y los sometió a golpizas, torturas y tratos degradantes en el interior de la misma fábrica, y previamente a transportarlos a diferentes dependencias policiales con el alegado propósito de luchar contra el terrorismo y la subversión”. En la fábrica que Ford tiene en Pacheco trabajaban unos 5.000 obreros y allí producían el modelo Falcon.
El sobreviviente Pedro Norberto Troiani aseguró que algunos trabajadores “fuimos secuestrados por las fuerzas de seguridad en el interior de la fábrica, y trasladados a un precario centro clandestino de detención ubicado en la zona del campo de deportes de la fábrica”. “Allí nos encapucharon, nos golpearon, sufrimos simulacros de fusilamiento y fuimos sometidos a torturas”, explicó el hombre. (DIB)
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