En la última semana la noticia corrió hasta por los medios nacionales: un trabajador rural de 31 años, oriundo de Labordeboy (localidad ubicada a 65 kilómetros de la ciudad de Venado Tuerto, provincia de Santa Fe), falleció en Rosario a causa de la Fiebre Hemorrágica Argentina (FHA). Un colonense de 23 años falleció por el mal y otro sufrió la terrible enfermedad. Por otra parte, una chica de 12 años, de Pérez, está internada en el hospital de niños "Víctor J. Vilela", también de la ciudad de Rosario, aunque fuera de peligro. Autoridades sanitarias insistieron con la necesidad de vacunarse contra la enfermedad también conocida como "mal de los rastrojos".
"Todos los años tenemos casos de esta enfermedad, no solamente en Rosario sino en toda la provincia. Existe una vacuna y es fundamental recordar la importancia que tiene esa vacuna en todas las personas de entre 15 y 60 años. No se vacunan embarazadas ni mujeres que estén amamantado", explicó la titular de Epidemiología de la Municipalidad de Rosario, Analía Chumpitaz. Además de las recomendaciones de Chumpitaz cabe recordar que están exentos de vacunarse los inmunosu- primidos, o quienes estén en tratamiento con corticoides. Además quien haya recibido gamma- globulina no podrá vacunarse antes de los 30 días de esta administración.
Una investigación liderada por juninenses
Por esas coincidencias de la historia, la noticia surge exactamente 55 años después de haber sido detectada por primera vez en algunas zonas de nuestra región. El alerta de aquel tiempo surgió en el área de O´Higgins. Héctor A. Ruggiero, Alberto Cintora, Fernando Pérez Izquierdo, Clemente Magnoni y Héctor A. Milani, son los nombres de los profesionales que ilustran una página de oro en la historia de la medicina mundial.
En Junín y zonas adyacentes fueron observados y estudiados casos de la Fiebre Hemorrágica Argentina antes de 1953. Se recopilaron datos clínicos y en especial de laboratorio, impu- tándosele a una virosis, distinta a la gripal, la etiología de esta enfermedad de aspecto tifoso o encefalítico de evolución benigna. Mayo de 1958 es el mojón indicador que motivó a científicos de nuestro país por el brote epidémico grave de este tipo de enfermos aparecidos
El 19 de diciembre de 1958, en la Facultad de Medicina de Buenos Aires, Alberto F. Cintora, presentó un trabajo sobre la FHA, junto con Humberto Rugiero, Héctor A. Ruggiero, Daniel Greenway, Armando Parodi, Clemente Magnoni, Héctor Milani y Rosario Locicero, donde se fijaron conceptos sobre etiología, clínica, fisiopatología, anatomía patológica, laboratorio y tratamiento, incorporándose a la medicina un nuevo capítulo en la especialidad de Enfermedades Infecciosas.
Un día después, el Dr. Julio Barrera Oro se autoinocula el Virus Junín, y la Comisión Nacional del Ministerio estudia en él la reproducción de esta enfermedad en el humano. Por ese entonces, moría el 25 por ciento de los afectados a este flagelo. También en 1958, el Centro de Investigaciones y Tratamiento de la FHA de Junín descubre el tratamiento con plasma de convaleciente y comienza el estudio de su efectividad y la practicidad de su aplicación.
En 1969 se vacuna en Junín a 71 voluntarios, demostrando la formación de anticuerpos y su inocuidad. La experiencia se amplía posteriormente con otros 200 voluntarios, incluyendo núcleos de campo hasta llegar a 636, con el mismo resultado.Toda la vacunación fue ejecutada y evaluada por Héctor A. Ruggiero, Lucía B. de Guerrero, Francisco Maglio, Carlos González Cambaceres, Guido Squassi, Clemente Magnoni, Alberto Cintora, Héctor Milani y Fernando Pérez Izquierdo.
Pasado y presente de la enfermedad
Más de medio siglo después, el doctor Carlos Milani, , detalló que "en 1958, la enfermedad en el período de invasión, estado y convalescencia, duraban 15 días. En ese período, el 60-64% de los pacientes, fallecían. Ahora, el período de invasión y de estado son mucho más largo. La enfermedad aparenta como benigna y aquí tiene que ver la responsabilidad del médico que atiende al paciente, porque si esa gripe no se cura en 15 días tiene que pensar, si está ante un ambiente rural, en la aparición de un caso de Fiebre Hemorrágica Argentina". Vale recordar que cuando el doctor Arrizabalaga comenzó a describir los primeros casos en Bragado, por el año 1952, se había denominado "gripón".
Los cuadros sintomáticos siguen siendo los mismos. La enfermedad no cambió, pero "el período de invasión y estado es más largo y se puede confundir con ese viejo "Gripón", detalló.Cuando el equipo investigador juninense comenzó a trabajar, habían aparecido entre cuatrocientos y quinientos casos en uno o dos campos de la zona de O´Higgins y de allí también que una de las primeras denominaciones de la enfermedad fue "Mal de O´Higgins".
Posteriormente se fue extendiendo hacia Rojas y Pergamino. El virus es transmitido por un ratón de campo. "El ratón de ciudad no es reservorio natural de la enfermedad", aclaró el profesional consultado. De esta manera, se trata de un problema eminentemente rural.
Si bien las condiciones de trabajo en el sector agropecuario han variado notablemente y distan prácticamente "años-luz" de cómo debían soportar la labor rural por los años ´50 y ´60, es importante reforzar que para prevenir y atacar la FHA hay tres factores fundamentales: higiene, prevención, consulta profesional y responsabilidad médica de tener conciencia que la enfermedad sigue existiendo. A esto se suma la vacunación inmediata.
Algo importante en tener en cuenta es que dentro de la población se han generado anticuerpos de la enfermedad pero es siempre primordial la vacunación. A mediados de la década del ´60 se vacunaron cerca de 650 personas, los primeros de ellos eran de Junín, pero la vacuna estaba elaborada en cerebro de ratón y en aquel tiempo la Organización Mundial de la Salud (OMS) se consideró no conveniente por la leucemia murina, por lo que se descontinuó y recién volvió a fabricarse unos 30 años después en Estados Unidos, tras nuevos estudios en el Instituto Maizte- gui a partir del virus Junín Candid 1. Con la vacuna original se prosiguieron los estudios y en ningún caso surgieron lo que podrían considerarse efectos colaterales y las personas a las que se les había aplicado generaron anticuerpos durante muchos años. (Diario Democracia)
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