El valor de sus "figuritas" de colección aumenta según la cantidad de años y cada vez es más difícil encontrar algunos repuestos. La Siambretta 48 que ahora es color naranja, por ejemplo, tiene todas las piezas originales, pero el foco delantero sería imposible de reemplazar en estos días.
"Esta moto fue hecha para mujer, fijate que tiene las chapas especiales para cuidar la pollera", explica y asegura que su pasión por las motos se convirtió en un vicio en el que se pueden gastar alrededor de 4 mil pesos para comprar la unidad, pero cerca de 30 mil pesos en su restauración.
Las catorce motos que forman parte de su colección las fue heredando o comprando. El último invierno restauró una W alemana de 1919 y ya la tiene en un depósito junto a las otras piezas.
Desde hace una década, Raúl viaja a todos los rallys nacionales de motos antiguas, donde participan un centenar de coleccionistas en una carrera de regularidad donde el objetivo principal es mostrar los vehículos.
"Para comprarlas te enterás por internet o por algún dato. Te dicen hay una moto en tal lugar y si te gusta y te enamora la pintás del color que querés", bromea y cuenta que en Argentina hay coleccionistas que tienen más de 70 motos.
Recoleta-Tigre, es uno de los eventos en los que Raúl siempre dice presente. La carrera se realiza desde principios del Siglo XX y ya es una tradición. "Salimos de Recoleta y tardamos 2 horas y 40 minutos para llegar, junto con coches, autos antiguos y carruajes. Sólo participan autos de 1919 para abajo", detalla.
Este verano se podrá ver su moto naranja en Buenos Aires Arena, el área de servicios que el gobierno provincial dispuso en la Feliz para recibir a los turistas
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