Pero a la hora de interpretar hay dos países o por lo menos dos lecturas que se proponen ante cada uno de estos acontecimientos. Hay dos interpretaciones y una sola persona de la política que actúa en consecuencia.
Desgraciadamente la política partidaria opositora deja en manos del grupo Clarín la disputa de sentido. Del otro lado la prensa kirchnerista, y en el medio de los Medios una difusa carrera por arrimarse a uno y otro lado de la confrontación política.Pero una sola persona reacciona en línea con modificar el estado de cosas que la realidad expresa.
Los contendientes no tienen ni arriesgan lo mismo en cada momento. El Grupo Clarín, es solo eso: un Grupo; o sea, no representa a nada ni a nadie. Allí, quien toma las decisiones no tiene que ir a elecciones para ocupar su cargo y en general son pocos los argentinos que lo conocen.
Nunca como en este tiempo la disputa mediático-electoral para las presidenciales se adelantó tanto. El apuro es tan grande que hasta pretenden saltearse las legislativas del año que comienza.
El Grupo Clarín azuza esta carrera; sin comprometerse: teje y desteje alianzas con el único objetivo de llegar al 2015 sin adecuarse a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Sueña con un cambio de gobierno que le permita volver a los años sin Ley.
La renuncia a pensar por sí mismos de los Binner, Tumini, Solanas se emparenta con los periodistas y políticos orgánicos al Grupo Clarín: Carrió, Lanata, Bullrich, Bonelli, Macri, Ruiz Guiñazú, Amadeo, Castro, Miceli, Tenembaum, Moyano, Leuco, Venegas,Viau, Buzzi, Van der kooy y siguen las firmas…
Los tres primeros aprobaron la Ley de Medios. Según marca la historia, deberían reconocerse como enfrentados a las mafias, al imperialismo, saben de movilizaciones populares y conocen algunos manuales de conducción política. Se presume leyeron a Marx, Perón, Mao o por lo menos a Palacios y Alfredo Bravo, pero ante los casos resonantes (no más de esta semana) son incapaces de elevar alguna propuesta alternativa.
Los tres, más el elenco magnettista, están desesperados por armar un bloque que impida Cristina 2015. Todos acuerdan con que el país está mal, que la presidenta perdió consenso y que el Proyecto K hace agua por todos lados. Si Cristina anda tan mal ¿qué problema tienen con que nuevamente se presente a elecciones?
Si en lugar de querer aparecer en los diarios Clarín, La Nación y Perfil se atrevieran a pensar, tal vez acertarían con alguna acción o alguna propuesta.
De la CTA (la de la resistencia a Menem) nacieron las ideas de la Asignación Universal por Hijo, el Seguro de Empleo y Formación, la estatización de las AFJP, de Aerolíneas, de YPF. De la recuperación del rol del Estado. Alguna vez un Congreso de esa CTA definió que había que abandonar la “actitud peticionante” y comenzar a trabajar proyectos propios. Por ese entonces los proyectos nunca ganaron la tapa de los diarios ni las pantallas de los noticieros de TV, ni las radios. Se pensaba que eran buenos para la gente y que allí estaba la política. Muchos de aquella CTA se reconocen kirchneristas.
Una sola persona con cargo relevante propone una salida transformadora frente a cada desafío. Una sola persona con cargo relevante es la que puede llenar de alegría la Plaza de Mayo y los aledaños. El 8N aunque tiene organizadores no tiene quien lo conduzca y menos buena onda.
Antes del absurdo y bochornoso fallo de un tribunal tucumano, esa persona con cargo relevante premia en público a la madre que pelea por su hija secuestrada a manos del poder y la trata. El mismo día del fallo se ocupa de apoyar a la mujer defraudada por la justicia.Esa persona con cargo relevante es quien, de cara a las maniobras de un sistema judicial obsoleto, tira un debate necesario: democratizar el Poder Judicial.
En aquella CTA de los 90, los judiciales nacionales ya hablaban del voto popular para elegir jueces de paz de la provincia de Chubut. Jueces que además no son vitalicios, duran en su cargo sólo 6 años.
Esa única persona de las que ocupan un cargo electivo y relevante milita las 24 horas por una Argentina en serio. No está arando en el desierto.
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