En esa oportunidad también desapareció un camión propiedad de la Aceitera General Deheza y que a pesar de ser muy particular por el modelo y chasis jamaz apareció. En ese vehículo se trasladó el botín. Tres meses tardó la justicia para resolver dejar en custodia del inquilino del galpón los productos que allí se encuentran.
En el medio actuaron abogados, hubo quejas y mil versiones que circularon por toda la ciudad. Una de las versiones indicaba que el galpón era propiedad de un constructor. El mismo habría sido cambiado a un productor agropecuario por una porción de un campo. El productor finalmente lo alquiló a la persona que los pesquisas sospecharon que tenía allí depositados los fertilizantes faltantes en GEA.
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