La cultura necrofílica de los argentinos llega a límites increíbles. La historia argentina así lo demuestra. Los ejemplos emblemáticos afloran. Entre los hechos más escabrosos podemos señalar, el cuerpo sin vida del general Lavalle, llevado por sus partidarios en su huida al norte del país y velado en decenas de paradas que en el presente son sitios históricos.
La manos cercenadas de Juan Domingo Perón robadas del panteón familiar de la Chacarita en la Capital Federal. El padre de Nicolás Avellaneda descuartizado por sus enemigos y su cabeza exhibida al pueblo en la punta de una lanza en la Plaza Independencia de San Miguel de Tucumán.
Los colonenses también tenemos un ejemplo. Colón Doce siguió investigando la vida y el destino de Rogelio Gordillo, alías "El Pibe Cabeza". Ahora podemos afirmar que su cabeza se encuentra exhibida en un frasco con formol, en el museo de la Morgue Judicial situada en la Capital Federal. Atesoradas en vitrinas, éstas y otras piezas recuerdan a delincuentes famosos y a resonantes crímenes.
En el Museo de la Morgue Judicial se puede observar la cabeza de Gordillo, y no se recomienda la entrada a personas impresionables o menores de 18 años. Hay frascos con formol que exhiben estas cabezas humanas, fetos de distinto tamaño y diferentes partes del cuerpo humano con alguna particularidad médica o relacionada con formas de homicidio o abuso sexual.En otro de los museos pertenecientes a la Policía Federal (la fuerza que lo último en el barrio de Mataderos) existe en una de las vitrinas otro valioso trofeo. Los visitantes pueden observar las seis medallitas de la Virgen que el asaltante colonense tenía puestas al morir.
Gordillo
Rogelio Gordillo, el célebre Pibe Cabeza, es uno de los personajes más extraños y violentos en la historia de la delincuencia argentina. En los años de la Década Infame fue considerado el "enemigo público número 1". Sin embargo, esa condena parecía más una opinión de la policía y de la prensa. Como se pudo ver al momento de su muerte, entre el pueblo se lo respetaba y hasta se lo quería. Ese es un primer enigma en su historia, ya que Gordillo "era simplemente un pistolero, un matón, un asaltante y un asesino desprovisto de atenuantes ideológicos", según dicen en un artículo sobre el tema Marcelo Vallejos y Ernesto Zambrini. El nuevo hallazgo histórico abre un nuevo enigma en la vida de este recordado malvivien- te.
El cuerpo
El 9 de febrero una partida de la Policía Federal integrada por el comisario Héctor Fassio y los agentes Daniel Russo, Carlos Morales y Carlos Antequera rodean al malviviente en el barrio de Mataderos. Las crónicas de la época dicen que el delincuente y sus perseguidores intercambiaron más de 60 disparos. Rogelio Gordillo es herido en el brazo derecho y luego otra bala le perfora el corazón.El cuerpo cayo hacia atrás y quedó tendido boca arriba y con los ojos abiertos. El amor por una mujer terminó provocándole una "encerrona" policial en la vivienda de la calle Artigas 5549. La hermosa joven que enloqueció a Gordillo se llamaba María Romano, estaba embarazada y pocos meses después dio a luz a una beba.
La cabeza y las medallas
Al momento de su muerte el delincuente colonense llevaba consigo seis pequeñas medallas. Estas imágenes tienen una particular historia. Una de los recuerdos según nuestras averiguaciones fue un regalo del carrero rojense Ricardo Gil. Este particular personaje de nuestras pampas vastamente conocido y con amigos íntimos en Colón, le dedicó a Rogelio Gordillo los versos denominados el "Errante y el Pibe Cabezas".
Las medallas fueron confiscadas por la Policía Federal y en el presente pueden ser observadas en el museo de la fuerza policial. El cadáver de Gordillo fue sometido a una autopsia. Los últimos descubrimientos indican que su cabeza fue separada del cuerpo y conservada en formol. Los visitantes pueden observarla en el Museo de la Morgue Judicial.
Las investigaciones anteriores demostraron que días después de aquel 9 de febrero de l937, llegó al Cementerio Municipal de Colón, un cuerpo a cajón cerrado y que fue enterrado cerca de la gran cruz. Las investigaciones indicarían que se trataba del Pibe Cabeza. En este sentido, varios ex empleados del camposanto indican que todos los 9 de febrero, llega al lugar una misteriosa mujer que deposita flores amarillas en la tumba. La dama sería el fruto del amor entre el Pibe Cabeza y María Romano y tendría una edad aproximada a los 64 años.
Tal vez lo macabro de esta historia, es que la mujer esta rindiendo su homenaje a un cuerpo incompleto. La necrofilia de los argentinos hace que la cabeza de Gordillo se mantenga en formol a más de 250 kilómetros de la que sería su última morada.
Un poco de historia.
" El Pibe Cabeza nació en Colón el 9 de junio de l910. Su padre Segundo Gordillo fue un caudillo socialista que varias veces terminó apaleado en la comisaría de nuestra ciudad. Según su madre, Gregoria Lagarda esto marcó profundamente la vida del Pibe. En total vivió en Colón durante 16 años ocupando diferentes domicilios. El primero en cercanías de 45 y 14. También fue ayudante de peluquero en un local de calle 47 entre 23 y 24 y su primer amor adolescente falleció hace pocos años en un geriátrico.
En 1926, abandona Colón y se muda con su madre Gregoria Lagarda y seis hermanos a General Pico, provincia de La Pampa. Allí encontró trabajo siguiendo el oficio aprendido en nuestra ciudad se empleó en una peluquería de señoras y descubrió otro amor, al trabar relación con una chica dos años menor que él. Ese amor fue el origen de su perdición. En un gesto romántico, Gordillo propuso a su novia huir juntos del pueblo, en busca de la aventura. La chica aceptó, pero dos días después sus padres denunciaron el caso ante la policía. Y el 8 de febrero de 1928, el joven peluquero fue detenido y acusado de rapto y violación de domicilio.
Algunas versiones agregan más violencia de la historia y dicen que Gordillo baleó a la madre de su novia. Pero lo cierto es que, en el prólogo de su carrera criminal, el Pibe Cabeza aparece como la víctima de una injusticia. Ese es un rasgo que suele observarse en el surgimiento de ciertos héroes populares, que se entregan al delito y son perseguidos por la Justicia y la policía después de haber sufrido arbitrariedades por parte del poder.
Las caracterizaciones
Los folletines lo caracterizaban de distinta forma: "Viste un traje oscuro con las arrugas características de la ropa que ha permanecido guardada largo tiempo en el ropero - dicen J. E. Fentanes y R. F. Aramburu en un folletín sobre el personaje-. Con el chambergo echado sobre los ojos verdes y profundos, se larga a caminar por la calle desierta bajo la lluvia, levantándose las solapas del saco. Tiene un lunar carnoso en la comisura izquierda de los labios. Es más bien bajo y de cuerpo menudo, medirá unos 1.66 y sobre el cutis blanco, a pesar de estar afeitado, se destaca su barba oscura".
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