La cosa fue pesada y después de la cena no había respuestas en los reflejos con luz ultravioleta ni siquiera en la frente donde se le pegaba con el ojo de hacha y la Eulalia cansada de los ronquidos, los cargo en una carretilla (debió realizar varios viajes) y los amontonó en el gallinero donde compartieron varios palos con las batarazas.
El éxito que tuvo la reunión sirvió para que una vez que se despertaron (el lunes al mediodía) planearan un encuentro similar para el año que viene en las instalaciones del "nunca olvidado" Club Agrario donde nuevamente correrá el fernet, los blancos, los tintos y los rosados. Los asistentes señalaron que seguramente el Municipio aportará -fiel a su línea- la infraestructura para que este encuentro no se pierda en el tiempo y ni el olvido.
Algunos de los gauchos presentes además dijeron que sería lindo construir una hotel en ese paraje pero sin habitaciones, para que dentro de un año poner las famosas maquinitas tragamonedas y un bingo, aprovechando la frontera con Santa Fe. Todo es posible se escuchó en la voz inconfundible de El Pirincho.
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