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20/08/2012
Pergamino

Por el crimen del verdulero mañana se conoce el fallo


El veredicto en el juicio que se le sigue a un verdulero por el homicidio a balazos de un prestamista cometido en 2004, en la localidad bonaerense de Pergamino y por una deuda que la familia del acusado mantenía con la víctima, se dará conocer este martes....


Fuentes judiciales informaron que el fallo se conocerá mañana a partir de las 12, en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 del Departamento Judicial de dicha ciudad del norte de la provincia de Buenos Aires.


En el banquillo de los acusados se encuentra Juan Eduardo Chamas, de 48 años, a quien se le imputa el homicidio de Sergio Fernando Aitta, de 36, y que actualmente está alojado en el penal de Junín.

Según las fuentes, en su alegato, el fiscal Pablo Santamarina solicitó al tribunal que el acusado sea condenado a 12 años y medio de prisión por el delito de “homicidio simple agravado por el uso
de arma de fuego”.


Por su parte, Aquilino José Giacomelli, abogado defensor, pidió que el imputado sea absuelto por considerar que el homicidio fue cometido "en legítima defensa”.


Subsidiariamente, el letrado solicitó que Chamas reciba una condena pero por “exceso en la legítima defensa”.


Además, el abogado pidió a los jueces Danilo Cuestas, Guillermo Burrone y Miguel Gaspari que, en caso de que condenen a Chamas, éste cumpla con un arresto domiciliario hasta la sentencia quede firme.

Para el fiscal Santamarina quedó acreditado que el 25 de octubre de 2004, alrededor de las 10.30, Chamas estaba en la verdulería “Colorado el 32”, situada en avenida de Mayo 1282, de Pergamino.


En ese momento, Aitta, alias “Zepelin”, llegó al comercio y mantuvo una discusión con Chamas por una deuda que la familia del acusado mantenía con él.


Para el representante del Ministerio Público Fiscal, Chamas extrajo en ese momento un revólver y efectuó dos balazos que impactaron en el cuerpo del prestamista.

Tras los disparos, Aitta salió del comercio en dirección a la avenida Colón, mientras que Chamas lo persiguió y, al parecer, le efectuó dos tiros más que impactaron en la espalda de la víctima, que cayó muerto en la calle.

Inmediatamente, Chamas escapó a bordo de su Peugeot 307 gris que luego dejó abandonado en una playa de estacionamiento de la zona.

En cambio, Giacomelli dijo en su alegato que Aitta concurrió al local con el arma de fuego en su poder para amenazar a Chamas, por lo que hubo un forcejeo entre ambos hombres y en medio del
cual se produjeron los balazos.


El abogado se basó en la prueba de “dermotest” que realizaron los peritos en las manos de la víctima, el cual dio resultado positivo, por lo que Aitta pudo haber manipulado el revólver.


Para Giacomelli, el tribunal debe tener en cuenta que Aitta vivió de la “usura” y que tuvo varios antecedentes penales, entre ellos, una causa por “portación ilegal de arma de guerra”.


Durante el debate oral, los hermanos del acusado, Miguel y Marcelo Chamas, declararon que minutos antes del homicidio, Aitta había concurrido a la verdulería de uno de ellos en busca de Juan para exigirle a éste que retirara las denuncias en su contra que había realizado por amenazas y por la sustracción de su auto.


Miguel contó que una vez que la víctima se retiró del lugar, concurrió a la verdulería del padre, ubicada a unas tres cuadras de la suya, para avisarle a su hermano que se fuera de allí ya que Aitta lo estaba buscando.


Sin embargo, cuando Miguel llegó al negocio observó que Juan y la víctima estaban discutiendo, por lo que tanto él como Marcelo intentaron calmarlos.


Luego de que parecía terminada la discusión, Marcelo y Miguel se retiraron del interior del local pero unos minutos después escucharon los disparos.


Tras el homicidio, Chamas huyó hacia la localidad de Colón, ubicada a 50 kilómetros de Pergamino, y estuvo siete años prófugo ya que, según Giacomelli, “allegados de Aitta le habían puesto precio a su cabeza”.


El imputado fue detenido en marzo del año pasado por personal de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Pergamino en la cementera Minetti, de Rosario, donde trabajaba con un documento de identidad falso, a nombre de Enrique Fernández.


Por otra parte, una vez ocurrido el crimen de Aitta, comenzó una disputa legal por la herencia entre tres mujeres que aseguraban haber tenido hijos con la víctima -tres varones y una mujer- y los padres del hombre asesinado que negaban esa versión.


Fuentes judiciales dijeron que se debieron hacer las respectivas pruebas de ADN y que éstas dieron negativo.


Sin embargo, se determinó que el cadáver del que se habían tomado las muestras para hacer los cotejos no era el de Aitta ya que el cuerpo, que estaba en un cementerio privado, había sido cambiado por el de otro hombre que había muerto en un accidente.


Entonces, la fiscalía tomó muestras genéticas de las manchas de sangre de una remera de Aitta que había sido secuestrada en el marco de la causa por el homicidio y a partir de la misma se pudo finalmente comprobar que la paternidad de la víctima. (DIB)


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