La situación de las rutas es preocupante: de los casi 11 mil kilómetros que están bajo jurisdicción de la Provincia, más de 2 mil están en estado deplorable y otro tanto con imperfecciones y carentes de la señalización correcta. Entre las más castigadas se encuentra la 51, en los tramos entre Ramallo y Carmen de Areco y 25 de Mayo y Azul; la 41, de Baradero a Lobos y de San Antonio de Areco a San Andrés de Giles; la 74 entre los trayectos de la ruta provincial 29 y la ruta nacional 226; la 46, de Junín a 25 de Mayo; la 50 entre Lincoln y Vedia y la 6 y la 65 en todo su trayecto.
En tanto, una encuesta reciente de la Fundación Producir Conservando a más de 400 empresas reveló que de las rutas nacionales implicadas en el transporte de granos, sólo el 30 por ciento está en buen estado. Y en lo que respecta a las provinciales, esa cifra cae al 11 por ciento; en tanto, el 31 por ciento es considerado en mediano estado -asfalto deteriorado y mal mantenimiento-, mientras que el 58 por ciento está en mal estado: asfalto muy deteriorado y muy peligroso en días de lluvia.
Según denuncian vecinos y autoridades de diversos municipios, en varios tramos de la mayoría de estas conviven serios problemas de infraestructura, vinculados al deterioro del asfalto por la existencia de baches y “huellas”, y por la falta de señalización, demarcación y luminaria.
A raíz de esta demanda, el jefe del departamento de seguridad vial del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (CESVI), el ingeniero Gustavo Brambati, dijo a DIB que según diversos relevamientos realizados por la institución “las rutas bonaerenses son las que están en peor estado, en comparación con las de provincias de trascendencia similar, como Córdoba o Santa Fe”. Y opinó que “es alarmante el abandono que hay con respecto al mantenimiento”.
Además, manifestó que “salvo la ruta 2 y aquellas de conexión con la Costa Atlántica a las que le ponen un foco especial”, las demás son “prácticamente intransitables, sobre todo la 6 y la 41”. Y agregó que a pesar de que el gobernador Daniel Scioli firmó días atrás el decreto que aprueba el llamamiento a licitación pública de las obras de reparación de la ruta provincial 6, “no hay estrategias concretas, sino soluciones tendientes a resolver la problemática de manera provisoria”.
Según explicó, “el problema es muy grande y cada vez va a ser peor, porque no es la prioridad de la provincia”. Además, expuso que más allá del mal estado del asfalto, una complicación central en las rutas es “que no se alinean a la necesidad del tránsito que deberían tener”.
Un ejemplo, dijo, es “la 11, que conecta a los balnearios de la Costa y que en trayectos de más de 100 km se vuelve imposible de transitar porque conviven los dos sentidos de circulación y los ingresos a los balnearios son peligrosísimos”.
Por su parte, el concejal de Guaminí por la UCR, Ignacio Zabaleta, encabeza un grupo de vecinos que viene reclamando durante años por la situación de la ruta provincial 65, que con 463 kilómetros conecta ocho distritos, desde General Arenales hasta Adolfo Alsina, pasando por los municipios de Bolívar, Junín y 9 de Julio, entre otros. Y según dijo a esta agencia, “está en un estado de ruina calamitoso”, por la existencia de “pozos de varios centímetros que parecen cráteres” y por las “huellas que hacen que parezca de ripio, en lugar de asfalto”.
Soluciones transitorias
Zabaleta se manifestó “absolutamente en contra” de la propuesta de la Provincia, que ante la imposibilidad de hacerse cargo de la obra de reparación de manera total, busca compartir los gastos aportando la logística y los materiales, mientras que los municipios deben hacerse cargo de la mano de obra. “Aceptar esa solución provisoria sería como resignarse ante las migajas que se caen del canasto del Estado”, dijo el concejal. Y calificó a la medida como “precaria e indigna”.
Por el contrario, el intendente de Junín, Mario Meoni, se expresó favorablemente ante la iniciativa y dijo que “el Estado es uno sólo, por lo que los municipios no se deben escaparle a las responsabilidad de trabajar y cooperar”. Y agregó que “dependiendo de cómo se estructure” la medida, puede llegar a ser una solución “duradera y estable”, que “mejore sustancialmente” el estado de la Ruta 65.
Otra de las rutas que se encuentra en estado preocupante es la 51, que recorre dieciséis distritos desde el partido de Ramallo hasta Bahía Blanca, y que según se conoció días atrás, también recibirá un aporte parcial de la provincia de 2,5 millones de pesos para realizar un “bacheo superficial” del tramo que va desde el cruce con la ruta 226 hasta el acceso a L`amalí. Mientras tanto, al igual que en el caso de la Ruta 65, el municipio de Olavarría deberá asegurar los trabajos de mano de obra.
Sin embargo, el intendente José Eseverri, manifestó que la “solución definitiva” sería la realización de la doble vía, aunque reconoció que la Provincia no puede hacerse cargo por falta de fondos. Según un cálculo oficial realizado en 2011, la obra demandaría una inversión de al menos 60 millones de pesos, que desde el Ejecutivo bonaerense no están en condiciones de afrontar.
En este contexto, días atrás el ministro de Infraestructura, Alejandro Arlía, se refirió a la problemática en un acto en la localidad de Pila y dijo que está pensando “un plan muy agresivo para mejorar la transitabilidad de las rutas", y luego anunció trabajos de reparación en la ruta 50 en el tramo comprendido entre Lincoln y Vedia, hoy en deplorable estado. (DIB)
|
