El Pirincho recordaba los 20 de junio de su niñez, cuando su madre lo sacaba de la cama de la oreja, lo engominaba hasta los hombros le quemaban los sabañones y se iba rompiendo las escarchas de los charcos al acto oficial, y la nariz que parecía la de Piñón Fijo por los coloradas. Si hasta en el acto estaba la maestra de grado que ayudaba a abrir las manos "agarrotadas" para tener la Bandera".
En el presente, no va ni el portero y si quieren que vaya una delegación seguro que pedirían un franco compensatorio. El Pirincho dijo al ver semejante dislate " La Patria no solo se hace grande reclamando, si no educando en el pequeños actos".
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