Passarella apostaba fuerte y designaba a Matías Almeyda para que sea el hombre que devuelva al equipo a la máxima categoría. En respuesta el volante central colgó los botines y no lo defraudó. En la última fecha consiguió el objetivo. Una vieja frase asegura que a los campeones no se los discute. Pero River jamás tuvo un estilo e idea de juego definido pesar de los cambios de nombres y sistemas tácticos. Arrancó en la primera fecha frente a Chacarita con un 4-4-2 y pudo desahogarse contra Almirante Brown utilizando un 4-3-3 o por momentos 3-4-3. En ataque fue superior por jerarquía individual pero defensivamente siempre fue endeble. Se vio a un equipo “largo”, con mucha distancia entre defensores y volantes de contención (Ponzio y Cirigliano). En consecuencia el retroceso fue malo. Sino basta recordar los encuentros contra Guillermo Brown de Puerto Madryn y Boca Unidos, entre otros.
Otro déficit jamás solucionado fue la pelota detenida. Por esa vía sufrió muchos goles, el último de Patronato que pudo costarle el ascenso directo.
Si bien es cierto que Fernando Cavenaghi y Alejandro Domínguez retornaron al club resignando dinero y otras ofertas el héroe que se llevó toda la gloria fue David Trezeguet. El franco-argentino, confeso hincha millonario, había despertado dudas con su llegada. Muchos sostenían que podía estar mal físicamente pero el delantero con sus goles y rendimientos demostró que su jerarquía sigue intacta.
Comenzó siendo suplente, terminó como titular indiscutido. No entraba mucho en juego pero fue letal en el área. Siempre jugó a un toque y con inteligencia. Convirtió 15 goles y resultó determinante para conseguir el título con gritos importantes como ante Instituto y los dos que le dieron el regreso a la primera división.
No todo fue malo lo hecho por Almeyda. Acertó con la inclusión de Lucas Ocampo, un joven de 17 años sin experiencia para afrontar un torneo tan duro. Y la confianza en los últimos partidos a Rogelio Funes Mori. Resistido por sus bajos rendimientos y goles marrados en anteriores torneos pudo revertir la imagen. Con su gol agónico a Boca Unidos y las asistencias a Trezeguet cambió silbidos por aplausos.
La pesadilla terminó. River volvió a primera. Tendrá la obligación de aprender la lección y no volver a cometer los errores que lo llevaron a tener una herida difícil de cicatrizar. Arrancará sin puntos en el promedio por lo que deberá sacar en la temporada más de cincuenta puntos.
Para Passarella corresponderá acertar con los refuerzos y las desvinculaciones. Algunos se irían tales los casos de Cavenaghi y Domínguez. Otros vendrían (Heinze, Saja). Pero lo más importante será formar un equipo. Almeyda buscará salir campeón en la máxima categoría. Lugar de donde River volvió pero jamás se tuvo que ir.
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