La cartera, a través del Consejo Provincial de Emergencias (CPE), recomendó “tomar las medidas de precaución necesarias para prevenir situaciones críticas que, en la mayoría de los casos, son provocadas por artefactos a gas mal colocados o de funcionamiento defectuoso y por una ventilación deficiente”.
Entre otras cuestiones, el CPE indicó que “la llama debe ser azul. Si se ve amarilla, anaranjada o roja es porque el artefacto está funcionando mal”; “los calefones, calefactores o cocinas no deben tener rastros de hollín. La aparición de manchas, tiznado o decoloración es indicio de un mal funcionamiento de los mismos”; “chequear que las cañerías de gas y de ventilación no tengan pérdidas ni obstrucciones para que puedan cumplir con su función”.
También señalaron que “los hornos y hornallas sólo sirven para cocinar, no para calefaccionar y recomendaron “permitir la entrada de aire del exterior. Una rendija puede ser suficiente para evitar un accidente”.
Además, los técnicos del Consejo recordaron que tanto el gas natural como el de garrafa no contienen monóxido de carbono (CO) sino que este se produce cuando hay una mala combustión o una combustión incompleta.
Su peligrosidad reside en que es menos denso que el aire, se dispersa muy fácilmente y no provoca ningún tipo de reacción inmediata porque no tiene olor, no tiene color, no tiene sabor y no irrita los ojos ni la nariz. Sin embargo, una vez inhalado, ingresa al organismo a través de los pulmones, pasa a la sangre donde ocupa el lugar del oxígeno e intoxica a las personas. (DIB)
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