Desde esta columna muchas veces marcamos los errores cometidos por Almeyda. Pero esta vez acertó con la táctica y estrategia.
Modificó el dibujo durante los 90 minutos: 3-4-3, 3-3-1-3, 3-3-2-2 y por momentos un 4-2-4. Siempre pensando en el arco de enfrente. Sánchez fue salida. Cirigliano fue patrón en el mediocampo.
El “Maestrico” Gónzalez creador de juego. Y David Trezeguet el mismo de siempre. El delantero le dio la victoria a River con su gol.
Calidad intacta. Sus números hablan por sí solos: 9 goles en 13 partidos. Titular indiscutido. Pero Almeyda no siempre deberá incluir al tridente. Tendrá que elegir quien sale entre Domínguez y Cavenaghi.
Párrafo aparte para Carlos Maglio. Sin dudas uno de los peores árbitros del fútbol argentino. Por sus errores condicionó el desarrollo del partido.
Ponzio debió ser expulsado en el primer tiempo por las reiteradas faltas estando amonestado. Obvió además un penal cometido por el propio volante “millonario”. También no fue acertada la roja a Damiani pero en este caso su decisión fue a instancia del juez de línea. Por último no sancionó un penal para River, cuando Ocampos fue derribado.
A pesar de ello la victoria fue justa. River fue más. Se llevó los tres puntos y se puso a tan sólo a uno de Instituto. Por primera vez venció a un rival que está en los primeros puestos.
Por su parte, Rosario Central no afloja y acecha. Quilmes perdió terreno y queda demostrado que sintió la ida de Caruso Lombardi a San Lorenzo.
Faltan ocho finales. Por ahora River logra el ascenso. Ahora irá a Mar del Plata por Aldosivi. Rival duro que llega en alza después de golear a Huracán.
Almeyda repetirá los once iniciales. Sólo resta saber si el partido con Instituto fue un espejismo o una realidad
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