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29/03/2012
Deportivas

La llegada a Colón y el enfrentamiento con Cabeza Papaolo


Manco_messina_290312 (27k image)En una tarde se levantó 3800 pesos de la época. Una fortuna. Le había ganado al invicto colonense. En su humilde casa no tenía copas. Tampoco le importó ganarlas. Recorrió diferentes localidades de la Argentina, sobre todo de la provincia de Buenos Aires, mostrando un desfachatado talento. Siendo un ignoto le ganó con autoridad a rivales de renombre, el dinero que conseguía por medio de las apuestas lo dilapidaba en la milonga o en lujos excesivos, no le caía bien a los porteños, nunca escondió su favoritismo hacía la UCR, solía andar armado, no había terminado la primaria pero escribía poemas. Así se puede resumir la vida de Ismael Oscar Messina, más conocido como el Manco de Teodelina....


En Teodelina un pequeño Messina motivado por Don Ramón, su padre, empezó a familiarizarse con este deporte en el frontón del pueblo. A la hora de la siesta aprovechaba con sus amigos para ir a jugar, siempre y cuando la policía no los llevará detenidos. "Nos hacían baldear la comisaría, limpiar y después nos largaban. Ha habido tardes que me han llevao (sic) hasta 3 veces", recordaba en una de sus últimas entrevistas quien fue el mayor de 5 hermanos de una familia muy pobre y que vivía en una casa de un ambiente.


A los 12 se ganó el apodo de Manco que lo marcó para siempre. Trabajando en el campo con su hermano (estancia Santa Juana) recibió el golpe de un caballo y se fracturó el brazo izquierdo. Como no había yeso se lo entablillaron con tablitas de dulce de membrillo y le recomendaron que lo tuviera quieto. Messina no hizo caso a la advertencia y se le formó un sobrehueso. En el mejor momento de la carrera se solía decir que "era tan manco como Gardel mudo".


Un año más tarde comenzó el periplo por distintas localidades bonaerenses. Partió del pago natal con la idea de encontrar alguna cosecha para conseguir un peso extra. Mientras viajaba se paraba en cuanto frontón se le topaba en el camino y desafiaba al crédito local. La primera parada fue Coronel Suárez y gracias a las apuestas ganó 20 pesos. Pigüe, Bahía Blanca, General Pringles o Lamdrid, fueron algunos de los puntos que vieron al Manco, que era derecho pero que para jugar tenía una zurda endemoniada. No tenía estudios básicos, pero compensaba su ignorancia con mucha viveza y picardía.


La idea era presentarse ante la estrella local en lugares alejados de Teodelina, con lo cual los apostadores no lo conocían e iban con todo el dinero al jugador del pueblo. Seguramente más de uno se llevó una ingrata sorpresa cuando este ignoto joven destrozaba a su jugador predilecto. Así se fueron gestando infinidad de mitos en torno a su figura. Se cuenta que varias veces cansaba a su oponente con la derecha, cuando este no daba más, lo liquidaba con la izquierda.


En Colón


En una ocasión, por insistencia de su padre, desafió al invicto de Colón Cabeza Papaolo. Ante 800 personas el Manco perdía 11-1 e intempestivamente su progenitor ingresó a la cancha gritando "sinvergüenza, arruinaste a todo un pueblo". "Papá, vea que el partido va por 11 y es a 30", contestó con tranquilidad su hijo. Ganó 30-23 y ese día recaudó 3.800 pesos. El Manco no tenía inconvenientes de desafiar a cualquiera. Mientras él se fuera con plata ("yo por nada no juego", solía decir) en el bolsillo no ponía trabas. El rival podía ser alguien sacado de una de las pulperías de mala muerte que frecuentaba o un campeón del mundo.


Esto último ocurrió en 1958 cuando enfrentó junto al Negro Cacho Acevedo, su compañero de ruta, a Armando Olite/Juan Andrade, recientes ganadores del mundial en dobles, que hicieron todo lo posible para evitar enfrentarlo. Finalmente cedieron a la presión. Perdieron 30-27 y la leyenda dice que prácticamente fue Messina contra Olite/Andrade.
Otra anécdota ocurrió en el Club Gutemberg de La Plata. Aquella vez El Manco, que oficialmente sólo registra una participación en el Campeonato Argentino de 1971, se impuso en un duelo después de tomarse 8 medidas de whisky con tónica.


Messina era fanático de los perfumes caros y, sobre todo, del oro. "Un día fuimos a Rosario. Pasamos por una joyería y ve en la vidriera un mate muy grande de plata con una bombilla de plata cuya punta era de oro. Entró a la joyería y preguntó cuánto salía. Le dijeron un platal, que sé yo cuánto era. 'Si ganó esta noche vengo mañana y lo compro', dijo. Fuimos al Club Gimnasia y Esgrima, ganamos los dos partidos y al otro día fue y lo compró", recuerda Juan Carlos Salamín Medici, eximio jugador contemporáneo al Manco. "¿Ha ganado mucha plata?", le preguntaron ya jubilado. "¡Fortunas!"-exclamó- Ahora no tengo nada. La tiré ¡Y si nunca trabaje!". A sí mismo se calificaba como un "vago".


"Yo no fui campeón mundial porque a mi no me mandaron porque yo soy radical y en aquel tiempo estaba Perón. Yo era una paisano mal llevao (sic), no me dejaba manosear por esos cara sucia, y de yapa, era radical; tenía todas las contras. Pero, ¿qué les ganaba? ¡Les robaba! Pero no me mandaban ¿Viste vos, cómo es la vida?", contó Messina sobre la experiencia fallida dentro de la selección argentina.


El favoritismo hacía UCR jamás fue un secreto, inclusive en épocas en las cuales el peronismo estaba en el apogeo. En una de las tantas noches de borrachera el Manco gritó "viva el partido radical". "Yo soy peronista y ha mucha honra", le retrucó un panadero que lo escuchó. Messina no dudó en sacar su escopeta Smith and Wesson, apuntó al techo y disparó. Fin de la discusión.
Esa no fue la única vez, por lo menos que se tenga constancia, que usó un arma, la que solía llevar escondida debajo de un poncho. Por cuestiones reglamentarias a último momento fue suspendido para participar en un Campeonato Argentino y se le aplicó una sanción de 99 años. Furioso cuando le informaron la pena desenfundó una Colt Caballito calibre 32 y apretó el gatillo. Por suerte otra vez las balas dieron contra el techo. "Me preocupa, más que jugar campeonatos oficiales, el hecho que me hayan confundido con un elefante ¿Qué significativo tiene suspenderme tantos años?", expresó.


Esa fue la última vez que el Manco, que vivió en Chascomús, en donde entabló una relación amistosa con Raúl Alfonsín, al que tenía como vecino, se vinculó con una competencia oficial. Volvió a su habitad natural: la ruta, el boliche de baja calaña y el frontón de algún pueblo perdido.
Murió el 11 de mayo de 2005 sin nada, en silencio y olvidado, aunque jamás se arrepintió de lo que había vivido. En los lugares por donde pasó dejó su sello y todavía algunos que peinan canas entre mate y mate en la plaza recuerdan los infinitos mitos y leyendas que rodean a la figura de este personaje único e irrepetible.



El Manco de Teodelina
Un 4 de abril del 30
En suelo santafesino
Nacía un argentino
Del cual se escuchan sus mentas
Doña Elsa muy contenta
Junto a don Ramón Mesina
Le dieron a la Argentina
Un ciudadano ejemplar
Su primer hijito Oscar
El manco de Teodelina
Después tuvo 6 varones
Y también una mujer
Pero el manco llego a ser
El más grande en los frontones
Sus tremendas condiciones
Recorrieron la Argentina
Toda América Latina
A nuestro país respeta
Porque hablando de paleta
Esta el manco de Teodelina
En el 50 en Colon
Llego con su bolso solo
A jugarle a Papaolo
Hombre de gran condición
Todita la población
Ve el triunfo que se avecina
Marcelo que se empecina
Y su esfuerzo no alcanzo
Primera vez que perdió
Contra el manco de Teodelina
También el año 50
Lo tuvo por Marcos Paz
Roberto Curto quizás
Quería frenar sus mentas
En Bolívar se comenta
Que la balanza se inclina
Este habla, aquel opina
Que son monstruos del
trinquete
Pero 30 a 27
Gano el manco de Teodelina
Algo que usted no lo sabe
Y en verso se lo detallo
A los campeones uruguayos
Le jugo con González Chávez
Empezó con toques suaves
Se juega arriba se inclina
Se conmueve la Argentina
Por sus dotes naturales
En 69 iguales
Paro el manco de Teodelina
15 días UCA Larrea
Un club de Montevideo
De verlo tenía el deseo
Oscar que su astucia emplea
Es magistral su tarea
En los saques los termina
Y ninguno se imagina
Que al jugar 2 contra 1
Gano 35 a 31
El manco de Teodelina
30 a 26 perdió
Con un campeón del
trinquete
Fue aquel famoso Aarón Setter
Que los saques le cedió
Revés de zurda le exigió
Por momentos lo domina
La derrota se avecina
En Chascomus fue la cancha
Pero no le dio revancha
Al manco de Teodelina
Yo no pido un monumento
Tampoco algún homenaje
Simplemente mi mensaje
Me brota del sentimiento
Por desparramar talento
En las canchas argentinas
Por el gran Oscar Mesina
Ganador del plata al ande
El más grande entre los
grandes
El manco de Teodelina (F. Historia de Teodelina)


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