El extenso informe destaca también que al iniciarse las hostilidades el Ejército Argentino "no se hallaba adiestrado ni capacitado para sostener un conflicto de la magnitud y contra un enemigo con experiencia y poder militar superior".
El informe de 1983 pone de manifiesto los gruesos errores de las fuerzas propias y el ineficaz accionar de "los Comandantes en Jefe" que guiaron la estrategia argentina.
Más allá de lo estrictamente militar, Rattenbach advierte que la mala utilización de recursos humanos trajo aparejados "serios problemas de desnutrición", mencionando fuerzas que "no pudieron intervenir en el combate y no cumplieron función operativa alguna".
En otro tramo, deja en claro que "la mayor parte de la clase 1962 había sido dada de baja, mientras la clase 1963 apenas había completado su incorporación, pero no su instrucción básica. Ello fue motivo de que numerosos soldados hayan sido enviados al Teatro de Operaciones sin haber completado la instrucción elemental de tiro y combate".
El informe, en la Tercera parte -centrada en los gruesos errores tácticos-estratégicos- pone entre tantos ejemplos la mala planificación de la Gran Unidad de Combate enviada, que "no contaba con equipo y material adecuado y su personal era oriundo, en su mayoría, de provincias del litoral, de características climatológicas diametralmente diferenciadas".
La evaluación final de la Comisión, de 14 páginas, destaca la necesidad de dar a conocer el informe elaborado por Benjamín Rattenbach que esta disponible en www.prensa.argentina.ar.
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