La Enfermedad de Alzheimer, la causa más frecuente de demencia en los ancianos, es un trastorno grave, degenerativo, producido por la pérdida de neuronas cerebrales. La enfermedad afecta a las partes del cerebro que controlan el pensamiento, la memoria y el lenguaje.
Históricamente el término enfermedad de Alzheimer se aplicó a la demencia progresiva que se desarrollaba en la edad media de la vida, antes de la etapa senil. Por el contrario, se denominaba demencia senil a la que aparecía en las etapas avanzadas de la vida.
Con el tiempo se fue demostrando que ambos procesos eran el mismo, independientemente de la edad de aparición. En la mayoría de los casos la demencia no es reversible. Las causas más frecuentes de demencia irreversible son además del mal de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson o la demencia por cuerpos de Lewy, que forman el grupo de demencias degenerativas
Síntomas y causa La demencia se está convirtiendo en uno de los problemas sanitarios más importantes de nuestra sociedad, donde cada vez hay más personas que llegan a la tercera edad. La frecuencia de la demencia se duplica cada cinco años, a partir de los 65 años, y se estima que más del 30% de los pacientes mayores de 85 años tienen demencia.
La demencia es un trastorno cerebral que afecta la habilidad de una persona para llevar a cabo sus actividades diarias. Es una deficiencia en la memoria de corto plazo -se olvidan las cosas que acaban de suceder- y a largo -se eliminan los recuerdos-, asociada con problemas del pensamiento, del juicio y cambios en la personalidad.
Entre un 25% y un 50% de las personas con más de 65 años tiene problemas de pérdida de memoria, sin embargo esto no tiene por qué significar que vayan a desarrollar una demencia en el futuro y los expertos suelen considerar esta disminución de las capacidades algo normal que se asocia con la edad.
Los síntomas incluyen la incapacidad para aprender nueva información y para recordar cosas que se sabían en el pasado; problemas para hablar y expresarse con claridad, o para llevar a cabo actividades motoras o para reconocer objetos. Los pacientes, además, pueden sufrir un cambio en su personalidad y pueden tener dificultades para trabajar o llevar a cabo las actividades habituales. En ocasiones pueden presentar síntomas similares a la depresión (como tristeza o problemas de adaptación) o a la ansiedad.
Un test de la memoria Argentina integrará a través de la Fundación Fleni el mayor estudio mundial para la detección precoz del Alzheimer, con el objetivo de lograr un test para la demencia que funcione de manera tan sencilla como el Papanicolau, informó el neurocientífico Gustavo Sevlever. "Queremos el `Papanicolau` de la demencia", explicó Sevlever, en referencia al análisis que permite detectar tempranamente indicios de futura amenaza de cáncer de cuello de útero. "Si nosotros pudiéramos adelantar el diagnóstico al momento en que la persona todavía tiene muy pequeños trastornos de la memoria, quizá tendríamos tratamientos más eficientes, por eso tenemos que preservar el cerebro, porque cuando los tratamientos se hacen al final de la enfermedad ya no hay qué preservar”, dijo. Como no se puede dar medicación sin evidencia de que hay enfermedad, la Iniciativa para el Diagnóstico por Neuroimágenes del Alzheimer (ADNI) busca un protocolo cuyo ejemplo es el `Papanicolau`, un test muy sencillo que detecta muchos años antes el cáncer de cuello uterino, que autoriza al médico a intervenir, bajando espectacularmente la tasa de ese cáncer.
Buscando soluciones El proyecto en el que participan más de 50 hospitales a nivel global, con 60 pacientes aportados por Argentina, consiste en hacer ese diagnóstico precoz con todos los recursos que hoy tiene la tecnología.
Básicamente, la potente resonancia 3 Tesla; imágenes PET con radioisótopos que se unen a una sustancia amiloide que tiene el cerebro con enfermedad de Alzheimer; tres determinaciones en el líquido cefaloraquídeo que aparentemente predicen cuándo va a evolucionar, y los test neuropsicológicos clásicos. “Estas cuatro cosas juntas muestran qué combinación de elementos permiten poder predecir que este paciente va a evolucionar hacia la enfermedad de Alzheimer, y hacer un seguimiento cada seis meses para ver la evolución”.
El Alzheimer es una combinatoria de factores genéticos con factores de conducta, y sus factores de riesgo son similares a los de enfermedad vascular: tabaco, sedentarismo, obesidad, diabetes, colesteroles, lípidos.
“Si uno pudiera identificar a aquellos pacientes cuyo trastorno actual de memoria es anuncio de que va a tener enfermedad de Alzheimer, ese grupo es ideal para tratar, y esta combinatoria de mejor diagnóstico y tratamiento quizá pueda disminuir la incidencia de la enfermedad o retrasar la aparición, lo que implica más años de vida lúcida para una persona”, concluyó Sevlever.
Aporte mundial El psiquiatra Ricardo Allegri, especialista en neurología de la conducta, enfatizó que “Fleni participa en el protocolo ADNI, que no es de prueba de medicamentos de un laboratorio sino que, en Estados Unidos, integra al Instituto Nacional de la Salud y la Sociedad Internacional de Alzheimer, como si fueran el CONICET con la sociedad específica”.
“Es un estudio comparable al del genoma humano, que ha logrado mayor convocatoria a nivel mundial con todos los centros de Alzheimer tratando de delimitar esta llegada temprana, definirla bien y homogeneizarla mundialmente”, definió.
Por su parte, Salvador Guinjoan, investigador del CONICET, precisó que el protocolo ADNI “tiene el objetivo de establecer qué predictores clínicos, de imágenes cerebrales y de biomarcadores de líquido cefaloraquídeo hay, para determinar qué paciente con queja cognitiva -pérdida de memoria, atención, funciones ejecutivas y lenguaje-, va a hacer enfermedad de Alzheimer“.
“Se supone que de la combinación de cada uno de los ítems que constituyen el núcleo del protocolo -clínico, neuroimágenes, neuropsicológico y de marcaciones en líquido cefaloraquídeo- va a salir un algoritmo que prediga con mucha exactitud qué persona va a hacer enfermedad”, indicó Guinjoan, profesor de Medicina y Psicología de la UBA.
Estos estudios van a ir a una base de datos común que está en Los Ángeles, “lo que implica una manera diferente de hacer ciencia, ya que cualquier integrante del consorcio -Argentina, Estados Unidos, Japón, Italia, Australia- va a poder ver los datos anonimizados, de libre disponibilidad“, consideró Sevlever. Ahora, es momento de ponerse a trabajar buscando mejorar la salud de los más grandes, y en especial de los adultos argentinos.
|