El Colegio Monseñor de Andrea fue un ejemplo en la bulliciosa noche del domingo siendo el único establecimiento escolar que logró consensuar los festejos con los alumnos del último año del secundario. La comunidad educativa (Educadores, educandos y padres) lograron los objetivos propuestos sin dañar la sana algarabía adolescente. Una fuerte señal que se puede llegar a los resultados esperados con un horizonte despejado.
Sin embargo, decenas de adolescentes de las restantes escuelas secundarias de nuestra ciudad (seguramente con la anuencia de sus padres) festejaron durante toda la noche con una fuerte batacuda y ruidosas bombas de estruendos que hizo imposible que un ser viviente en un radio de veinte cuadras haya podido descansar adecuadamente, más teniendo en cuenta que el lunes era un día laboral.
Las consecuencias del desmanejo fueron visibles. Entre las cinco y siete de la mañana los adolescentes comenzaron a regresar a sus hogares (incluso algunos fueron a las escuelas) dando una "grotesca" imagen a aquellos que se trasladaban a sus respectivos trabajos. Cabe destacar, que los culpables de la marcada inconducta no son los adolescentes si no de aquellos que deben indicar los "límites de vida" en una etapa crucial. Para que se paga
La palabra más adecuada por lo ocurrido el domingo es: vergonzoso. En este sentido, desde nuestra humilde posición y tratando de tener una pizca de sentido común, pensamos y deducimos que durante un año (el 2011) se pagó a un Secretario Municipal de Seguridad, y a los Directores de las Escuelas estatales para que -entre otras funciones que deben ejercer- por lo menos intentaran consensuar con los alumnos y padres responsables, un festejo adecuado para que este inicio de clases no sea un "bis" de lo que viene sucediendo en los últimos años. Nadie niega la alegría ni los festejos por el comienzo de una etapa, pero con límites adecuados, para que cientos de personas no se sientan afectadas por los desbordes que se protagonizaron. Tampoco las autoridades municipales y policiales puede "legitimar lo ilegal". Los menores no pueden consumir alcohol. El estado de muchos de ellos llegando a las escuelas y circulando por las calles fue lamentable. ¿Quiénes le vendieron las bebidas alcohólicas para que acontezca tamaña ingesta?.
Además, los menores a determinada hora no pueden estar sin la compañía de sus padres. ¿ Los locales donde estaban festejando se los infraccionó? ¿Estaban autorizados a vender alcohol?.
La presencia policial en las cercanías de las ruidosas batucadas ¿por orden de que autoridad se legitimó lo que abiertamente es ilegal? La pregunta del millón es:
¿Cómo de ahora en más las autoridades municipales y policiales podrán llevar detenido a alguien que altere el orden en la vía pública?.
Solo recordamos a WERNER GOLDSCHMIDT, cuando escribió que se debe tener un plan de gobierno y la ejemplaridad. En Colón existen estas dos premisas, o todo es una cuestión numérica y económica de unos pocos...
|