El ex Presidente Néstor Kirchner, después de muchos años de decadencia económica, política y social de la Argentina, con la fuerza de su personalidad, logró sintonizar las palabras con los hechos reales.
El país, salió adelante y no se dejaron las convicciones en la puerta de la Casa Rosada. La respuesta fue rotunda.
Las mayorías silenciosas volvieron a creer en la política. Todo cambió. Los "loros parlachines" vacíos de contenidos quedaron al "descubierto" y fueron derrotados.
La Presidenta Cristina Fernández señaló que ahora es tiempo de la "sintonía fina". El mensaje es claro. Se debe superar lo realizado, cuidando las arcas públicas. El país debe seguir creciendo.
En nuestra "patria chica": Colón, el mensaje presidencial cayó en saco roto. La denominada avenida de "Circunvalación" desde Ruta 50 a boulevard 50, es un monumento a la vergüenza.
Después de tres meses de utilización del trayecto y sin llegar todavía los tiempos de cosecha (pasaje de camiones), hay más tierra que material. Su trazado es un continuo "bache".
Las versiones son muchas. Pero, lo real y concreto, fuera de todo palabrerío "barato" es el resultado. Un verdadero monumento al descontrol.
Nadie pretende que las obras públicas duren como el Coliseo Romano, pero si que el dinero invertido por la provincia de Buenos Aires se pueda amortizar y llegue con su utilidad a los bonaerenses.
El dinero público ahorrado en estos "engendros" (no por la planificación, pero si por su Ejecución y control) podría entonces ser gastado en educación y salud. La obra pública también es sintonía fina.
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