-Con el correr de los días se multiplican las historias de solidaridad durante la última dictadura militar que recolectan Dora Apo y Susana Alonso.
"El Flaco Morales tenía 22 años y pasaba todos los días por Liniers para ir a su trabajo. Una mañana entró por primera vez a una disquería y librería de usados y reparó en uno de los discos que estaba prohibido -comienza a contar Dora-. El dueño de la disquería le ofreció a El Flaco pasar a un cuartito del fondo donde pudo escuchar por primera vez a la nueva trova cubana. La rutina se repetía dos o tres veces por semana. El Flaco entraba, escuchaba música y se iba a trabajar. Es una historia donde la solidaridad no protege la vida en sí. Protege la vida cotidiana y la libertad, que estaban tan limitadas y amenazadas", explica Dora Apo, escritora y narradora de 80 años y madre del periodista Alejandro Apo, quien debió exiliarse junto a su familia en 1976.
En primera persona
"La idea nació hace más o menos un año, en una reunión de viejas amigas que habíamos trabajado en el diario El Mundo. Junto a Stella Calloni, Ana Villa, Elisa Rando y Marta De Grazia comenzamos a evocar a aquellas personas que ayudaron durante la época de la Triple A y de la dictadura cívico militar. Esos solidarios desconocidos que, aun no actuando en política, eran seres colaboradores y que muchas veces nos salvaron, sin preguntar y sin escarbar sobre lo que le pedíamos", cuenta Dora.
"Al principio, creí que iba a ser más fácil. Si bien ya tenemos más de 30 historias que cuentan pequeños y grandes gestos de solidaridad durante esos años terribles, me di cuenta que a muchas víctimas les cuesta recordar a aquellas personas que en definitiva les salvaron la vida. Ordenar el relato y recordar les resulta muy movilizador. A veces, los recuerdos tienen baches o les cuesta contar alguna parte y la historia queda inconclusa", cuenta, y lo adjudica al trauma con el que cargan los sobrevivientes.
Está convencida de que publicar las anécdotas de aquellos años de represión y tortura permitirá mostrar los lazos de solidaridad y compromiso que la dictadura quiso -aunque no pudo- quebrar. "Con cada historia nos emocionamos porque todos los relatos hablan de lo mejor que tenemos los seres humanos: el amor. Eso nos diferenció de los genocidas perversos. Quisieron inocularnos el virus del 'no te metás' pero estas historias muestran que no lo lograron", sostiene. Mientras trabajan en la recolección de los testimonios, Susana y Dora buscan una editorial a la que le interese el proyecto.
Para comunicarse con las autoras, enviar historias o anécdotas
*doraapo19@gmail.com *sumalo50@gmail.com *011-1544391632
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