"El relato sonaba, perdonando la vulgaridad, al cuento de la canastita, del ´me lo encontré en la calle de casualidad´", dijo ante el Tribunal Oral Federal 6 al recordar el caso, que no forma parte de los hechos juzgados.
Sin embargo, la asistente social evaluó que el relato serviría para ejemplificar lo que era un modo de operar del juzgado en ese entonces y mientras la magistrada Marta Pons estuvo a cargo, hasta 1984, cuando se jubiló.
Según relató la testigo, a quien Pons encargó el informe socioambiental de la familia Magnetto, "llegó la pareja al juzgado para contar que un domingo a la mañana paseando por la avenida Pavón, una mujer les golpea el vidrio del auto en un semáforo, les dice que tienen cara de buenos y les da a su beba para que la cuiden".
Según la causa, la esposa de Magnetto "le da una tarjetita a la señora para que fuera la semana siguiente a buscar la niña, pero eso no sucede nunca, dice que se preocupa por esa nena y solicita la guarda con fines de adopción. Es como que estaba cantada la situación", opinó la testigo.
La juez Pons dio la guarda de la beba a Magnetto y luego la adopción definitiva se tramitó en la justicia porteña, donde vivía el matrimonio.
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