Se trata de Roberto Onreita, un veterinario de Rauch, quien logró hacer cumbre en el Lanín junto a otros tres trasplantados: las rionegrinas Rosaura Escudero y Teresa Paniceres y el bonaerense Mariano Spinelli.
"Hace seis años, cuando habían pasado cuatro meses de mi primer trasplante, me detectaron un cáncer linfático, perdí 20 kilos, estaba completamente amarillo, sin pelo y la quimioterapia hizo que mi cuerpo rechace el primer hígado", contó Onreita. "Nunca me hubiera imaginado que iba a escalar el Lanín, es más, ni siquiera que iba a volver a tener una vida normal", agregó.
La idea era impensada por lo cruento de su enfermedad -una falla hepática fulminante y de causas desconocidas-, a la que se le sumó el linfoma.
Según informó el Ministerio de Salud bonaerense en un comunicado, fue a través del trabajo del Cucaiba -el organismo provincial que se ocupa de la procuración y el trasplante de órganos-, como Onreita accedió a un segundo hígado que lo devolvió a la vida. Desde entonces comenzó a realizar actividades deportivas en vista de las competencias mundiales de pacientes trasplantados. Primero se preparó en natación para los torneos argentinos y latinoamericanos de 2008 en Buenos Aires, donde obtuvo cuatro medallas de oro. Después llegó el mundial de 2009 de donde se llevó otros dos oros.
Nuevo desafío
El año pasado, cuando participó de los juegos mundiales para trasplantados en Suecia se planteó un nuevo desafío: escalar el Lanín junto a otros tres pacientes para llamar la atención sobre la donación de órganos. De regreso a Rauch comenzó un exigente entrenamiento de 6 meses -y 6 días a la semana- que incluía natación, caminatas con un peso de 15 kilos dentro de una mochila más trote y bicicleta. "Dividía la semana en tres días para nadar y otros tres para el resto de los ejercicios a los que yo no estaba acostumbrado", contó Roberto. Además, el entrenamiento arrancaba a las ocho de la noche, recién cuando salía de la veterinaria.
El ascenso al Lanín no fue fácil. La falta de nieve de mediados de enero ponía al descubierto las inmensas e irregulares piedras de la ladera del volcán. "El primer día caminamos cinco horas y media hasta un refugio, descansamos un rato y, a las 3 de la mañana, hicimos el trecho más largo: ocho horas y media de escalamiento sin parar hasta la cumbre". La llegada a la cima fue muy emotiva. "De repente se me vino a la mente toda la historia, la mía y la que compartí con los demás, entonces empezamos a llorar y a abrazarnos, y fue tan fuerte que hasta nuestros guías lloraban y nos abrazaban".
Después de media hora en la cumbre caminaron otras seis más hasta el refugio y otras cuatro hasta la base. "Ahora sigo entrenando para noviembre porque voy a competir en los juegos latinoamericanos y argentinos de trasplantados", aseguró. Su meta es mostrarle al mundo que donar es realmente dar vida y "con estos desafíos los trasplantados queremos llamar la atención a todo el mundo para que ningún paciente muera por un órgano que nunca llega".
Récord de donaciones
Según datos oficiales, en 2011 se realizaron en la provincia 899 trasplantes a pacientes bonaerenses, lo que representa un incremento de casi el 20 por ciento en comparación con el año anterior". (DIB)
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