Más cerca en el tiempo se recuerdan las multitudes que acompañaron al Consejo del Discapacitado en los festejos carnes- tolengos. Todos fueron un éxito de organización y con respeto a quienes concurrian al evento.
El sábado más allá de los avances artísticos y de vestuarios de las comparsas, hubo una falta total de respeto al público por parte de los organizadores.
El espectáculo comenzó cerca de las 12 de la noche, cuando estaba programado a las 22, y parecía que ni siquiera hubo un plan prefijado. Los fuegos artificiales se dispusieron en un carro y una explosión casi termina en una desgracia. El público presente debió permanecer más de cuatro horas parados o en sus sillas para gozar el espectáculo de las comparsas. También menores de 6,7,8 años, debido a la desorganización imperante actuaron a las 2 de la mañana, violando expresa normativas en un Carnaval Municipal.
La ausencia de consideración hacia los asistentes también alcanzó a la actuación de la comparsa de los mayores. El horario obligó a sus integrantes a pasar rápido sin distancia entre los participantes y no lucieron todo su potencial. Por ejemplo en el Carnaval bonaerense de más prestigio como es el de Lincoln, el horario de comienzo es a las 10 de la noche y a las dos de la mañana todos los espectáculos ya debieron cerrar. Por último, los organizadores en un Carnaval de Pueblo que siempre es familiar debe poner límites a los conjuntos que actúan y el uso de su vocabulario y dejar de lado esos dichos pocos felices de Maradona como "El que no le gusta que me la ...". Recordar de la heterogeneidad del público y que la organización corre por cuenta de la Municipalidad.
El respeto al público debe llegar también ( esperamos que los Concejales se pongan los pantalones largos) en la rendición de cuentas de ventas de sillas ( con números que ni siquiera llevan un sello), subsidios recibidos, aportes de la empresas, y cantidad de dinero aportado a cada institución, pagos de premios (con respectivos recibos firmados), pago a los conjuntos que actúan etc. Los Carnavales colonenses por artistas y su gente tienen todo el potencial para crecer, es hora que trabajemos para ello, si no languicerán nuevamente.
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