-El subsecretario de Protección de Derechos Humanos, Luis Alén, sostuvo que los casos en los que se unen crímenes de lesa humanidad y delitos económicos "hacen a la misma esencia de la dictadura cívico-militar" y señaló la venta irregular de Papel Prensa como "caso testigo" de la complicidad de civiles con el gobierno militar.
Para el funcionario nacional, con la reapertura de las causas por violaciones a los derechos humanos impulsada por el ex presidente Néstor Kirchner se inició una "primera etapa en el proceso de memoria, verdad y justicia que, no sin dificultades, permitió que a partir de 2008 se agregue la responsabilidad de civiles en el Terrorismo de Estado".
Sobre los juicios que se llevan adelante, Alén destacó que "Argentina es un ejemplo en el mundo", al fundamentar que "se ha respetado escrupulosamente el derecho a cada imputado con todos los elementos para que haga su defensa, dentro de la jurisprudencia que existe y sin recurrir a tribunales especiales".
"Con la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final son juzgados los integrantes de las fuerzas armadas y de seguridad por ser responsables directos, y ahora, con la multiplicación de juicios, se incorpora la complicidad civil, ya que el verdadero objetivo era organizar el país de acuerdo a un modelo económico cuyo jefe civil fue José Alfredo Martínez de Hoz", explicó Alén a Télam.
Delitos económicos
Las investigaciones por apropiación de bienes bajo el terrorismo de Estado tienen en Papel Prensa el caso "más emblemático", seguido por "más de 600 empresas que fueron liquidadas o intervenidas por no ajustarse al modelo económico que querían imponer", confirmó.
"Igual que Papel Prensa hubo casos como el del Banco Latinoamericano o el de la siderúrgica Grassi, en Mendoza, que estaba vinculada con Papel Prensa y que competía con Acindar, cuyo gerente general antes del golpe del 24 de marzo era Martínez de Hoz", apuntó.
En la lista de crímenes de lesa humanidad con motivos económicos, el subsecretario de Derechos Humanos agregó el secuestro y desaparición de los empresarios Gutheim, dueños de la algodonera Sadeco; y el caso de la compañía de electricidad Italo, que "fue estatizada a precio sideral pagado en francos suizos, constituyendo un caso único en la historia de las transacciones internacionales".
Los ejemplos revelan, según Alén, que "el verdadero objetivo del golpe militar era implantar un modelo de exclusión que fue preparado por grupos económicos" y que para ponerlo en práctica "decidieron que la única forma era mediante el disciplinamiento por el terror".
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