Para consolidar estos avances debemos fortalecer la gestión de gobierno y la voluntad transformadora mediante una construcción estatal más densa, más planificada, más institucionalizada. Sobre todo luego de la desaparición física de Néstor Kirchner como artífice y conductor de este nuevo tiempo político, junto a Cristina Fernández de Kirchner.
El desafío Como decía Cristina el 11 de marzo en Huracán: "El gran desafío es que el campo nacional y popular pueda institucionalizar (.) eso no se hace a través de una ley o de un decreto. La institucionalización de un modelo de país, es cuando se hace carne en el conjunto de la sociedad porque visualiza que ese es el camino más acertado como país y como nación". Para ello demandaba "luchar contra una
fuerte subordinación cultural impuesta históricamente por la historia falsificada desde 1810 a la fecha".
Destacaba también la importancia de que "el frente nacional, popular y democrático construya esta institucionalidad, que también es cultural, de saber contarle a los argentinos, pero fundamentalmente no contarle a partir de relatos de fantasía, sino a partir de que puedan ver, tocar y palpar cada uno de los logros que hemos tenido con nuestros jubilados, con nuestros pensionados, con nuestros trabajadores en las convenciones colectivas de trabajo -más de 1.800- luego de haber estado aplastadas durante décadas." Batalla cultural
Después del intento desestabilizador en 2008, y el rol de las empresas dominantes en el mercado de la comunicación como centro coordinador de las políticas e intereses del establishment neoliberal, se advierte que el futuro del proyecto nacional que hoy lidera Cristina Fernández de Kirchner se jugará en buena medida en el plano cultural.
Por eso entendemos que la comunicación debe dejar de ser un instrumento y una táctica para adquirir una dimensión estratégico-política que proponga un imaginario a futuro por el que la sociedad trabaje y sueñe. Articular una mirada integral de la política comunicacional; formular políticas públicas de comunicación que, como recurso simbólico por excelencia para la creación y redefinición de la realidad política y social, funcionen como un activador de la transformación y aporte a la construcción de un sujeto social comprometido con el proceso de cambio iniciado en 2003 a favor del interés nacional y popular.
Propuesta comunicacional Copla surge a mediados de 2009 con la finalidad de apoyar el proyecto nacional mediante acciones y propuestas para el desarrollo de herramientas que permitan construir desde la comunicación un sujeto social comprometido con procesos de transformación, tal y como se manifestó con el armado que culminó con la sanción
de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Sus integrantes intentamos aportar reflexiones que ayuden a responder al interrogante de qué y cómo hacer para que el sentido común de la sociedad, o una porción significativa de ella, «formateada» en los términos de la ideología neoliberal, migre al sentido común del proyecto nacional que expresa el gobierno de CFK. En fin, como pasar de una gestión reactiva a otra proactiva de la comunicación pública.
Olvido La tarea es parecida a la de José Arcadio Buendía, el personaje de Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, cuando los habitantes de Macondo olvidaron el nombre de las cosas. Entonces Buendía tomó un hisopo entintado y las marcó con su nombre: mesa, silla, puerta, pared. Luego marcó los animales: vaca, chivo, gallina. «Poco a poco -relata García Márquez-, estudiando las infinitas posibilidades del olvido, se dio cuenta de que podía llegar un día en que se reconocieran las cosas por sus inscripciones, pero no se recordara su utilidad. Entonces fue más explícito. El letrero que colgó en la cerviz de la vaca era una muestra ejemplar de la forma en que los habitantes de Macondo estaban dispuestos a luchar contra el olvido; esta es la vaca, hay que ordeñarla todas las mañanas para que produzca la leche y a la leche hay que hervirla para mezclarla con el café y hacer café con leche. Así continuaron viviendo en una realidad escurridiza, momentáneamente capturada por las palabras, pero que había de fugarse sin remedio cuando olvidaran los valores de la letra escrita».
Recordar
Algo similar sucede en la Argentina del postneoliberalismo. Hay que volver a redefinir actores, acontecimientos, mecanismos políticos y económicos, conocer cuál es su naturaleza, para qué sirven, qué posibilitan o impiden. De lo contrario viviremos capturados por la coyuntura cotidiana, al compás de la primera plana de los medios concentrados que imponen su agenda a la sociedad.
El cartel de José Arcadio Buendía decía que a la vaca hay que ordeñarla, hervir la leche y mezclarla. Durante el neoliberalismo significaba ordeñar el país (tarea que el establishment cumplió con eficiencia), hervirlo (programas de ajuste) y mezclarlo con ventaja para el capital extranjero.
El libro "Militancia y Comunicación: ideas, herramientas y gestión", cuya autoría comparto con varios comunicadores y compañeros de Copla, viene a poner o restablecer los carteles (correctos) de una Argentina posible en el contexto del proyecto nacional y de la unidad latinoamericana. - (GEI).
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