La nena de cinco años es muy dulce. Su cuerpo pequeñito la muestra frágil, sin embargo, en el trato cotidiano tiene una incipiente personalidad. Como todos los días sus abuelos fueron a buscarla al Jardín de Infantes ubicado en calle 47 y 25. La nena en esa jornada salió un poco avergonzada. Al llegar a la casa la madre la notó con una conducta poco habitual. Los ojos brillosos.
Llantos sin fundamentos. La mujer no sabía que le pasaba en su interior y al consultarla no había respuesta. En un acto protocolar otra madre se acerca y le cuenta que su hija había tenido un problema de violencia con tres compañeros en el Jardín de Infantes. La progenitora de la víctima le pregunta nuevamente a la menor que había pasado. La nena se tomaba el vestidito y no se animaba a contar.
Ya habían pasado casi dos días. La situación pasó, pero la conducta de la menor seguía siendo no habitual. Finalmente los padres "golpeando puertas" pudieron reconstruir que había pasado. Tres compañeritos en el propio salón, la acorralaron, la tomaron del cuello, uno la besó en la boca y otro le mordió el labio. Hasta allí, la situación se puede enmarcar como violencia escolar en un Jardín de Infantes y donde rápidamente se debió citar al gabinete pedagógico para corregir una conducta no habitual y contener a los menores.
Lo grave Lo más grave de la situación no es el accionar de los menores porque se puede corregir con una buena contención de profesionales. Lo grave es la conducta de la estructura docente. En primer lugar nadie avisó a los abuelos de la situación y la madre de la víctima se enteró por otra madre el momento vivido por la pequeña y luego reconstruyó el hecho golpeando puertas y realizando las respectivas averiguaciones.
En su carta señala "Les escribo a todos los papás que tienen chicos en edad escolar, para que estén atentos con las conductas de sus hijos y para nunca se olviden de preguntar como les fue el día a sus hijos y que hicieron. Porque hoy me tocó a mi pero le puede pasar a cualquiera de ustedes que su hijo sufra un abuso y los docentes lo oculten.
En otra parte indica: "las maestras tomaron el caso con liviandad porque por sus dichos estaban ocupadas en la despedida" y argumenta "esto no es el único caso que ocurrió en el establecimiento escolar" y concluye "hoy mi hija no quiere ir a la fiesta de despedida por miedo, y la verdad que sigue triste y llora sin motivos".
La violencia escolar
La violencia es un componente cotidiano en nuestras vidas. Es una manifestación que ocurre en todos los niveles sociales, económicos y culturales. Esta se ha puesto de manifiesto también en las instituciones. Dicha violencia fue ocultada, negada y silenciada durante muchos años por educadores y autoridades, pero evitar y suprimir esos actos violentos no ha hecho más que empeorarlos.
Debemos enfrentarnos a esta problemática que aumenta día a día. Enfrentarlos significa reconocerla, analizarla y actuar sobre ella, esta es una manera de trabajar en prevención. El problema debe ser tomado sin dramatismo, pero con firmeza y en toda su magnitud. Debemos evitar el miedo y la angustia que la violencia produce para no caer en la impotencia y actuar desde una postura reflexiva que nos permita encarar abordajes acordes a su complejidad.
Pensar en la violencia en la escuela obliga a definir sus causas, límites y direcciones. Alcira Orsini, coordinadora general de Orientación y Salud Escolar y del Programa por la No Violencia en la Escuelas de la Ciudad de Buenos Aires, caracterizó a la violencia en la escuela a partir de una investigación realizada en el ámbito del CONICET, donde se definen como violentas las "situaciones, hechos o personas que expresan conductas consideradas como impertinencias , manifestaciones de burlas lenguaje obsceno, violación marcada de los códigos de vestimenta, peleas serias entre personas o grupos, actos de vandalismo que impliquen destrucción o daño de elementos de la institución y robos".
Que no se vuelva a repetir
Como padres y abuelos esperemos que este tipo de situaciones no vuelvan a ocurrir y volvemos a repetir que lo más grave fue el accionar de la estructura docente no avisando del episodio y además tomarlo con liviandad. Eso también es violencia escolar.
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