Ana María Guzmán (19) vivía en la localidad de Colón (Buenos Aires) y hace tres años tuvo a una criatura a la que llamó Keila Geraldine Rojas. Rompió la relación de pareja de ese momento y un año más tarde conoció a Rolando Ramírez, un santafesino con el que comenzó a convivir.
La situación económica apremiante del albañil y su pareja los obligó a repensar el futuro y decidieron ir a vivir con la madre del joven en la zona de Guadalupe Norte, a 350 kilómetros al norte de la capital santafesina.
Allí la madre de Rolando los albergó en su precaria casa hace unos cuatro meses. Se trata de un galpón abandonado de 5 metros por lado donde viven 14 personas: Mirta, sus diez hijos, su actual pareja y el recién llegado con Ana María y su beba Keila. La vivienda está a un kilómetro de la zona urbana, que cuenta con unos 1.000 habitantes, en su mayoría sojeros o empleados de la firma COLVEN, que comercializa los productos Vigia en todo el mundo.
Todos los fines de semana los integrantes de la familia se trasladan hasta la casa de un pariente a unos 3 kilómetros del lugar, adonde habitualmente se armaban partidos de cartas.
El viernes por la noche la joven pareja viajó 27 kilómetros para ir a un boliche llamado Gigante, donde pasaron la noche y volvieron muy alcoholizados a la madrugada. Se acostaron a dormir y cerca de las 11 de la mañana se levantaron a almorzar. A las 13 la familia fue a la casa del pariente a compartir la jornada lúdica y Rolando se quedó a dormir con la hija de su pareja, Keila quien también estaba cansada.
Una hora más tarde, aburridas, Ana María y una cuñada volvieron a la casa para ver si la beba se había levantado. Cuando estaban llegando Rolando salió lleno de sangre en sus manos y su cuerpo. Las dos mujeres aceleraron el paso pensando que se había lastimado con algo. En ese momento el joven, en medio de un estado de shock, les gritó “la maté” y salió corriendo hacia un monte que hay unos 500 metros al norte.
Las mujeres entraron a la casa y se encontraron con la beba tirada en el piso, ensangrentada y agonizando. En la desesperación la tomaron y la llevaron al centro asistencial. Inmediatamente se la trasladó al Hospital Central de Reconquista, a 30 kilómetros, pero murió en el camino.
Los policías no tardaron en encontrar al sospechoso y lo detuvieron. Ahora espera tras las rejas la indagatoria del Juez Penal de Instrucción Virgilio David Palud, quien le tomará declaración mañana.
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