"El productor agropecuario primario ha perdido competitividad en la cadena de valor", dice Cristiano Casini del INTA Manfredi en el marco de una jornada sobre Agregado de Valor que se llevó a cabo en el INTA Pergamino.
La frase, tajante, viene acompañada de una serie de justificaciones interesantes que son la base para que desde la institución se impulsen nuevas formas de labor en el sistema agropecuario y agroalimentario de nuestro país: el agregado de valor en origen.
La jornada, organizada por la Unidad de Coordinación Territorial Agrícola del INTA Pergamino, estuvo destinada a técnicos de la institución, asesores de grupos Cambio Rural, y Secretarios de Desarrollo Local de la región.
En primera instancia Cristiano Casini, Coordinador del Área Estratégica Agroindustria en Origen del INTA, expuso sobre "La agroindustria para apoyo al desarrollo local".
Posteriormente José Méndez (INTA Manfredi), presentó experiencias de integración vertical y agregado de valor en origen (biodiesel, biogas, uso de efluentes, extrusado de soja, acuicultura).
Casini, explicó que esa pérdida de competitividad en la cadena de valor obliga al productor a contar con más tierra y más capacidad de inversión para mantener su productividad, al tiempo que agregó que "a través de la historia el producto primario comodity ha perdido vigencia en la cadena de valor cuando un producto es puesto en la góndola, entonces así el productor va perdiendo competitividad. Hemos perdido en la zona pampeana más del 34% de los productores, entonces son todos estos factores los que se acoplan a la pérdida de competitividad y vigencia en medios productivos".
Esta situación genera el crecimiento de pooles de siembra y a su vez ocasionan la degradación de las pequeñas poblaciones. Ante esta situación INTA ha avanzado en un proyecto de desarrollo territorial, que se basa principalmente en la industrialización del campo agregando valor a la producción primaria, la materia prima.
Nuevo paradigma
La forma de lograr esta nueva forma, este cambio planteado desde la institución, propone dos tipos de actividades, según explicó Casini, por un lado alentando el asociativismo; y por otro propiciando la conformación de clusters o polos tecnológicos sectoriales o regionales.
"El asociativismo a través de productores primarios y en base a la producción propia de granos tratar de poner, por ejemplo, plantas de extrusado con lo cual se produce un expeler de excelente calidad y además el aceite va derivado a otras empresas que procesan para biocombustibles o para aceite terminado. Todo esto ha ido creciendo en el proyecto inicial que fue el Precop teníamos 30 plantas, hoy día llevamos más de 400, después de 5 años", indicó el especialista.
En cuanto a la conformación de clusters o polos tecnológicos explicó que "La formación de polos sectoriales o regionales, por ejemplo, que tengan la capacidad de desarrollar asistencia tecnológica y financiera para todos esos proyectos, y que en su potencialidad de parte de las instituciones intervinientes, puedan captar mercados no sólo locales sino también del exterior. Es todo una propuesta de crecimiento social para fortificar el desarrollo social (.) con nuevas PYMES o Micro PYMES en el interior. Creemos que en el interior está el futuro de la Argentina para tener en forma equitativa un crecimiento con desarrollo territorial".
-En la práctica, ¿el proyecto impulsa determinadas actividades o es abierto a dar respuesta a inquietudes surgidas de los propios productores?
-La característica de esto es que no hay una fórmula exacta, nuestro modelo es aprendiendo-haciendo, haciendo-aprendiendo, ya que los contextos no son iguales, no sólo desde lo productivo, sino también desde la idiosincrasia de la gente de cada lugar, por eso buscamos ir adaptándonos a esas realidades.
En ese marco Casini rescató que "Las cooperativas agrícolas siempre fueron muy fuertes en nuestro país y creo que este es un momento ideal para que hagan la evolución hacia cooperativas de nueva generación, que transforman el producto primario y llegan a la góndola con un producto terminado, lo cual a fin de año genera un retorno económico hacia el productor de un 50% de las ganancias".
Dos experiencias dos
La segunda etapa de la reunión llevada a cabo en el INTA Pergamino contó con la presencia de José Méndez. El especialista del INTA Manfredi expuso ante la buena concurrencia dos de las varias experiencias puntuales que están avanzando en un largo proceso.
Por un lado se presentaron proyectos de reutilización de efluentes provenientes de los sistemas pecuarios, para reconvertirlos a bioenergía para alimentar el sistema productivo; y luego biofertilizantes.
"Tenemos resultados muy interesantes, no así la adopción que esperábamos, pero la tecnología y el trabajo está disponible. Nosotros acompañamos a tres empresas de origen nacional que hasta hace algunos años no había y que hoy prestan el servicio de instalación, asesoramiento y entrega llave en mano de este tipo de tecnología en sistemas pecuarios. Es un resultado hoy no tan demandado pero posiblemente en un futuro con energía más cara, sea importante tenerla en un sistema productivo", indicó Méndez.
La segunda experiencia presentada se basó en el proceso de extrusado y prensado de soja, que se está dando principalmente en PYMES agropecuarias.
"Estamos logrando resultados muy satisfactorios, estamos en 3 a 4 millones de toneladas de soja anuales en capacidad de molienda mediante estos sistemas distribuidos en el interior del país; Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires. Como toda innovación, están apareciendo problemas, pero todos a solucionar en el hacer y que se dan como respuesta a la innovación misma"
-¿Qué tipo de problemas?
-Variados, van desde una forma jurídica o legal para su correcta administración, hasta una norma de estandarización de comercialización del producto, porque antes esta posibilidad no estaba.
-¿Cómo cree que estas dos experiencias han aportado al agregado de valor en origen?
-Uno de los cambios que notamos es que en todo proceso industrial, y también en la agricultura (pensamos que el productor no va a tener que producir maíz, sino maíz para bioetanol, o para producción de carne, o para bioplásticos), se requiere un cambio de mentalidad. Lo que sale de este proceso de extrusado y prensado no es todo expeller, para serlo debe cumplir con ciertos parámetros que garanticen que lo es.
-Se hace referencia repetidamente a la necesidad de un cambio de mentalidad por parte del productor, ¿por qué?
-El cambio de mentalidad es la forma más abierta de ver las cosas. La producción no se termina en la tranquera del campo. En general los productores de nuestra región para poder ingresar en este nuevo camino deben asociarse, para poder lograr las escalas y para acceder a las tecnologías necesarias para esas escalas. Esto requiere un cambio cultural, tener que aceptar que es necesario asociarse para poder mantenerse en su lugar de origen y para que el proceso se desarrolle en origen dejando así nuevos puestos de trabajo, conocimientos que serán transferidos a las futuras generaciones.
-¿Eso se relaciona con el comenzar a mirar lo que se demanda?
-Hay que comenzar a ver qué maíz se está demandando, cuál es el que tiene precio diferencial, cuál el más exigente y que uno como productor lo pueda hacer. Si tomamos el expeller como ejemplo, veamos qué quiere la demanda como expeller, y a partir de allí ajustemos los procesos que se pueden lograr para satisfacer esa demanda. Esto sería un cambio de actitud por parte del productor primario que está acostumbrado a producir soja y nada más que soja. Y así y todo, no toda la soja tiene el mismo contenido de proteína, lo hemos detectado, y toda "vale 1280". Pero el nutricionista cuando va a comprar no compra soja, compra kilo de proteína de altísima calidad que proviene de la soja. Entonces, comenzar a ver estas cuestiones creo que es importante.
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