Informe especial
Jugando a aprender Por Ma. Martina Goya, Redacción Informes. (GEI) - Demasiadas veces invitar a un niño a recorrer un museo puede parecer una tarea compleja. Del mismo modo puede resultar la ecuación si la inquietud surge del pequeño para que sus padres se sientan atraídos y disfruten junto a su curiosidad. Por lo general, los museos suelen relacionarse con el aburrimiento, el silencio, la inactividad y demás calificativos que puedan otorgársele. Sin embargo, en nuestro país existen varios museos interactivos, para todos los gustos y edades, grandes, pequeños y adolescentes conviven, se divierten y aprenden en ellos....
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"Acá, cuando se piensa en museo es de manera tradicional, donde su acervo tiene un valor patrimonial por la historia, la investigación que se hace con esos objetos, entonces difícilmente se los puede tocar, están en vitrinas, a veces hay un guía o una cartelera que nos describe ese objeto, es más pasivo", describe en diálogo con Informes la coordinadora técnico-operativa del museo Imaginario, Gladys Antúnez. "En cuanto a los interactivos lo que hacen es incorporar dispositivos o artefactos donde el visitante tiene que ponerse a hacer algo para ponerlos a funcionar, puede interactuar con el cuerpo".
El Museo Interactivo de Ciencias "PuertoCiencia" de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER); el Centro Interactivo de Ciencia y Tecnología "Abremate", de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa); el Museo Interactivo de Ciencias "Contacto", de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL); y el Museo interactivo de Ciencia, Tecnología y Sociedad "Imaginario", de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) son los baluartes que desde las Universidades se hacen eco de esta nueva modalidad de trabajo y contacto entre el público y la ciencia. Imaginando
Imaginario es el único museo interactivo de la zona noroeste del Conurbano bonaerense y funciona en el partido de San Miguel desde octubre de 2003. El equipo de trabajo está constituido por graduados y estudiantes de la UNGS, tanto del área de las ciencias sociales como de ciencias naturales. Tiene ocho salas temáticas permanentes, seis de las cuales están vinculadas a las ciencias naturales: Mecánica; Oscilaciones y Ondas; Electricidad; Óptica y Percepción; Fluidos; y Astronomía. Mientras que dos se relacionan con las ciencias sociales: Sociedad e Historia; e Historia Argentina Contemporánea.
Desde el museo se desca el labor en torno a la investigación para el desarrollo de los dispositivos didácticos. El cuál significa un trabajo de producción, de pensar cómo contarlo, cómo modificarlo. "Los módulos más lúdicos son los que más llaman la atención. Por ejemplo, la noria, que es un módulo en el que uno se mete adentro de una rueda y camina como un hámster. Después está el generador de Van Der Graff que, cuando uno se acerca, se le paran los pelos. Una sala con espejos planos y curvos donde la imagen se deforma, y un simulador sísmico que es para ver como se comporta la estructura de un edificio frente a un sismo y que es lo que podemos hacer para mejorar ese problema", relata Antúnez.
Asimismo, el museo posee una sala temporaria, que es un espacio destinado a diferentes exposiciones que expresan, a través del arte, diversas temáticas sociales. Además, desde el establecimiento también se gestionan políticas de trabajo que implican un acercamiento con otras instituciones.
Comunidad y comunicación
"Actualmente tenemos un programa estable que se llama Imaginario va a la escuela que tiene dos líneas, una es Vali-ciencia y otra es Imaginario va al espacio. El primero tiene ocho valijas didácticas que visitan las escuelas haciendo actividades de tipo taller que tiene un espíritu lúdico. Y en la otra actividad, usamos tres telescopios reflectores, vamos a la tardecita-noche a las instituciones que nos piden a mirar el cielo y aprovechamos para contar cosas de astronomía y óptica", explica la coordinadora del museo.
Desde Imaginario se destaca que los niños se acomodan más fácilmente a estas modalidades de trabajo. "Cuando son más grandes a veces cuesta porque se viene de una tradición de visitar a un museo con actitud pasiva, donde el otro cuenta de que se trata y uno va a mirar. Nosotros estamos convencidos que ese diálogo, esa participación, ese comprometerse brinda mejores oportunidades para conocer. Estamos convencido que de esa manera se pueden discutir las temáticas científicas mejor".
Por ello, la propuesta es conocer jugando, jugando a prender o aprender jugando. Interactuando con los conocimientos y los sujetos que los construyen. A partir de ello, se utilizan todas las herramientas para poder comunicarse mejor, y "tener una variación de posibilidades para poder contarle al otro acerca de lo que el museo quiere contar", concluye Gladys Antúnez.
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